miércoles, 30 de diciembre de 2015

6 Pasos para comenzar el 2016

1.- Para poder mejorar tu desempeño, deja de pensar al respecto. La primera paradoja de vivir el momento es que pensando muy duro acerca de lo que estás haciendo en verdad hace que lo hagas peor. Para hacer mejor tu mismo, necesitas enfocarte fuera de ti mismo, como en la música o personas a tu alrededor. Este tipo de atención borra la línea entre el yo y los demás.

2.- Para evitar preocuparte acerca del futuro, enfócate en el presente. Podemos estar tan enfocados en pensamientos acerca del futuro o el pasado que olvidamos experimentar y disfrutar lo que está sucediendo ahora mismo.

3.- Si quieres un futuro con tus seres queridos, habita en el presente (Respira). Vivir conscientemente estando alerta tiene un efecto poderoso en nuestra vida interpersonal. Con quietud en la mente se logra neutralizar los impulsos agresivos en contra de las personas. ORA Y MEDITA DIARIAMENTE!

4.- Para sacarle el mejor provecho al tiempo, olvídate de el. (Fluye). Cuando te sumerges en actividades que te hacen perder la noción del tiempo ocurre el fluir.

5.- Si algo te molesta, muévete hacia ello, no te alejes. (Acepta). Todos tenemos algo que nos cause algún dolor en nuestras vidas. Si le permitimos, nos pueden distraer de disfrutar nuestra vida. La solución es aceptarlo tal como es.

6.- Percátate de que no sabes. (Comprométete).  Crea el hábito de siempre percatarte de las cosas nuevas en cualquier situación en la que te encuentres. Ese proceso crea un compromiso con el momento presente y desencadena una cascada de otros beneficios. De lo contrario, al pensar que ya sabemos algo, dejamos de prestar atención.

jueves, 24 de diciembre de 2015

Cuando estar errado es fascinante

Esta entrega se la dedico a mi país Venezuela y a todos los venezolanos. Después de más de dieciséis años calándonos docenas de elecciones en donde el CNE hacía de la suya otorgando elecciones al gobierno ganando o no, se dio el milagro que el pueblo entero se cansó de tanto despilfarro, charlatanería, falsas promesas, y todas las demás cosas que solo el pueblo conoce en primera persona.

Cuando la noche del seis de diciembre estaba a la espera de la desalmada de la señora Lucena, a quien no le deseo ninguna feliz navidad, estaba más que convencido que una vez más ese organismo corrupto iba a hacer de las suyas y anunciar la fatídica frase de los resultados irreversibles, me quedé boquiabierto escuchando, como una Tibisay incómoda y dislocada comunicaba al país el mejor aguinaldo posible. La oposición ganó, y no solo ganó, sino que avasalló.

Te confieso que me equivoqué, tal como la predicción de uno de mis hermanos del alma, a quien escucho bastante en estos temas porque suele estar bien informado y es de cabeza fría. Pero esta vez el error lo reconozco con una gran sonrisa en mi cara, y no la puedo borrar, tal como leí por ahí, mi sonrisa es irreversible.

El pueblo venezolano me eriza al escuchar el himno nacional: ¡Gloria al bravo pueblo! Me demostró que lo imposible no existe en un pueblo destinado a ejercer sus derechos y poder. Si el gobierno actual, el cual tiene sus días contados, se le ocurre hacer algo estúpido (una raya más para un tigre), se va a encontrar con más del 70% de la población, estimo unas veintiún millón de personas, a las cuales tendrían que matar con ejercito prestado porque no les van a alcanzar las balas.

Así que desde ya celebro el triunfo de la democracia en mi bello país, súper orgulloso de su gente, agradecido a Dios por todos los favores concedidos y a la espera de la liberación de todos los presos políticos, muy especialmente a nuestro próximo presidente, junto a nuestra próxima primera dama, van a construir la Venezuela que Colón descubrió, bella, hermosa y poderosa.

Nos queda un largo camino por recorrer, pero que diferente va a ser todo, con un nuevo gobierno consiente del daño causado por su predecesor y con la experiencia de haber vivido las consecuencias del desinterés mancomunado de un pueblo dormido por la desidia popular.

Ahora los venezolanos estamos unidos (cabe la oportunidad para proponer la vuelta al nombre: Estados Unidos de Venezuela) enfocados en construir un gran país, capaz de sacar de sí mismo lo más preciado de nuestro terruño. Tenemos una tierra hermosa, una población increíble, todos hacemos de Venezuela una gran nación, mas allá de un territorio, un sentimiento que nos une en su construcción.

He vivido los últimos quince años de mi vida en los Estados Unidos de América y he aprendido mucho de este gran país, pero también he caído en cuenta que mi país es y siempre será Venezuela. Que tenemos el potencial enorme de hacer las cosas bien y llevar a nuestra Venezuela a una primera potencia mundial, más en calidad de vida, calidad de gente de invenciones y creatividad. Lo tenemos todo, asi que cada uno de nosotros pongamos nuestro granito de arena para desplegar una playa inmensa en nuestra tierra natal. ¡Viva Venezuela Libre!

lunes, 14 de diciembre de 2015

No eres lo que haces - 9 Pasos para resolver problemas



Existen planteamientos en donde se propone que experiencias previas pueden predecir conductas futuras. Si eso fuese cierto yo no tuviese trabajo hoy día. El punto es que podemos cambiar.

Las cosas que hacemos vienen más dadas por el conjunto de cosas que pensamos, basados en el grupo de ideas o creencias que manejamos. Pero todo eso son solo conceptos etéreos, ideas bien o mal formadas en nuestro intelecto, con lo que te trato de decir que todo eso es susceptible a cambio.

En líneas generales, podemos cambiar lo que hacemos cambiando la forma en que pensamos y lo que creemos, pero lo que somos, en esencia, eso jamás puede ser alterado ni cambiado. La verdad es (si es que existe una verdad para este tema) es que no necesitamos cambiar nuestra esencia porque la misma es de procedencia celestial. Hemos sido hechos a la imagen y semejanza de nuestro Creador. 
Somos hijos de Creador y eso nos da una posición única en el universo. Eso no tiene por qué cambiar.

Ahora, el conjunto de conductas y comportamientos que tenemos a diario, muchos de los cuales nos meten e los problemas en que estamos, esos si se pueden cambiar. Habrá un grupo de ellos que se te harán fácil de cambiar, otros más complicados y un pequeño grupo, prácticamente imposible. Y esto no quiere decir que no puedas, sino que estás tan habituado a esas prácticas que casi pasan a formar parte de tu “ser”. Así que la teoría se une a la práctica, haciendo lo teórico un poco impreciso. Pero como no es la idea filosofar tanto en este tema, sino más bien esclarecer las pautas que nos hacen cometer actos perjudiciales para el buen vivir, vamos a enfocarnos en las posibles soluciones.

Dicho en 9 pasos, quedaría algo así como:

1.- Recuerda que Dios está a cargo y en control de todo. No se mueve ni un solo cabello de su cabeza sin su consentimiento. La fe en que Dios dispone de todo para nuestro beneficio es el primer paso para comenzar a solucionar cualquier problema en nuestra vida.
2.- Haz una pregunta concreta tratando de terminar con exactitud cuál es el verdadero problema. Generalmente, la solución es inherente al problema. La respuesta suele estar en la pregunta.
3.- Pregunta: ¿Es primera vez que ocurre eso? Si la respuesta es negativa, puedes estar frente a un hábito, y como tal, radica en tu mente inconsciente. Puedes aprender más sobre tu mente inconsciente para entender cómo funciona y cómo aprender a manejarla. Localiza la(s) emoción(es) que se activa(n) cuando eso sucede.
4.- Precisa cuáles son los posibles “gatillos” que disparan ese hábito o serie de conductas y reacciones emocionales. Para establecer un nuevo hábito que sustituya al anterior, el cual estaba ocasionando el problema, repite el pensamiento y la acción nuevas, una y otra vez, hasta que deje huellas en tu mente inconsciente y se convierta en automático, tal como en algún momento lo hiciste cuando aprendiste a caminar, a manejar, o montar bicicleta.
5.- Toma responsabilidad sobre el asunto. Todo lo que ocurre en tu vida es consecuencia de tus actos, palabras u omisiones. Hay veces que puede ser de manera consciente, otras inconscientes, como en piloto automático. Otras veces lo haces de una manera directa o indirecta, provocando las situaciones que vives. Si aceptas la responsabilidad sobre el asunto verás cómo comienzas a generar ideas para resolverlo y tomar acción. En base a la(s) emoción(es) activada(s), descifra los posibles pensamientos relacionados. Por ejemplo, si es tristeza, quizás sean pensamientos relacionados con pérdidas, si perdiste algo o alguien. Si es miedo, posibles amenazas o que tu vida corre peligro de alguna manera. Si es rabia, posibles injusticias. Reconoce la posibilidad de esa realidad, como dándole permiso a sentir un rato esa(s) emoción(es) y validarla. Después dejarla ir con la ayuda de respiraciones rítmicas y profundas.
6.- Elabora un mapa mental de posibles soluciones. Por más descabelladas que parezca, anota todas las ideas que se te vienen a la mente. Puedes solicitar apoyo de tu pareja o familiar cercano para esta fase. Luego pasa a ordenarlas en orden de posibilidades, siendo la más viable la primera opción.
7.- Establece una imagen mental de lo que deseas ver hecho realidad. Mientras más real y fiel a tu realidad sea, más fácil y rápido se formará en tu vida. Utiliza todos tus sentidos para este proceso. La mente consciente funciona a manera de una cámara fotográfica, mientras que la mente subconsciente viene a ser la placa en donde queda grabada la imagen de la fotografía tomada por la cámara de la mente consciente.
8.- Recuerda la existencia del libre albedrío. Tanto puedes escoger establecer un buen hábito como uno malo. Es cuestión de decidir.
9.- Toma acción de las tres primeras alternativas que seleccionaste del paso 6.

Espero que lo hayas disfrutado y sea de tu utilidad!

martes, 8 de diciembre de 2015

La luz del motor



Te pregunto: ¿En algún momento te ha sucedido que estas manejando tu carro y de repente se enciende la luz del motor en el tablero? Lo primero que puede venir a la mente en ese momento es que algo serio puede estar sucediendo con el automóvil, pero no sabes exactamente qué es lo que está pasando.

Ahora te pregunto: ¿Crees que con tratar de arreglar la luz del motor que se encendió en el tablero vas arreglar el verdadero problema por el cual se encendió esa luz?

Usando esta analogía del automóvil te puede llevar  a comprender más fácilmente el origen y verdadera función de las emociones. Las emociones no son la fuente del problema, son solo señales de alarma de que algo está pasando más adentro.

Cuando sólo te concentras en cómo te sientes, sin saberlo, te estás enfocando en el síntoma del problema o situación, no en el origen que lo causó. Cuando te escuchas diciendo que te sientes deprimido(a), asustado(a), nervioso(a), estás haciendo referencia a la manifestación externa de lo que está sucediendo realmente.

Un principio básico de la inteligencia emocional es que para poder sentir cualquier emoción primero hay que pensar en algo. Cuando el pensamiento es consciente, es decir, sabes que lo estás pensando, es bastante fácil dar en el clavo y comprender el origen de la situación. Pero en muchas ocasiones “crees” que no estás pensando en nada en específico, porque no tienes pensamientos conscientes, es decir, no sabes lo que estás pensando. Ahí se dice que el pensamiento es inconsciente, y puedes fácilmente deducirlo por la manera en la cual te estás sintiendo.

Siempre vuelve a este principio básico. Si estás sitiando cualquier emoción es porque estás pensando algo en específico de una situación, persona o cosa. Para darte una pista, si te sientes triste, lo pensamientos va a estar relacionados a pérdidas. Estás convencido(a)que perdiste a algo o alguien. Si tienes miedo, nervios, temor, o hasta pánico, es porque consideras que existe una amenaza tal que hasta tu vida o la de un ser querido corre peligro de alguna manera.

Si el caso es que te la pasas molesto(a), con rabia, de mal humor, es porque en algún plano consideras que existen una o varias situaciones que no son justas. Cuando nos convencemos de que algo es injusto eso dispara la rabia en nuestro sistema. Debajo de la rabia siempre va a ver miedo y/o tristeza. 

Una vez que entiendes y aceptas a emoción que está debajo de la rabia, la emoción va a bajar su intensidad, e inclusive puede desaparecer.

Es recomendable entender que todas las emociones existen por razones necesarias, y que bien manejadas, entendiéndose saber reconocerlas a tiempo y llevarlas a buen término por los caminos más apropiados, se pueden considerar todas positivas pues nos dan los matices que necesitamos para experimentar las diversas circunstancias que nos presenta la vida.

De ahora en adelante te invito que cada vez que te encuentres diciéndote o diciéndole a otro de cómo te sientes, más bien lo sustituyas por pensar y reflexionar, hasta en voz alta con otra persona, qué es lo que piensas que puede estar sucediendo realmente en el trasfondo de esa emoción que estás sintiendo. Y piensa si puedes hacer algo para aliviarlo o resolverlo.

Recuerda que no haces nada concentrándote en la emoción, como diciendo, es que tú no entiendes, si estuviese sintiendo la depresión que siento no me estarías hablando de esa manera. Amigo(a), porque pertenezco al mismo club que tú, a la raza humana, he estado ahí, varias veces, y gracias a Dios y a la psicología, he salido fortalecido de ella. Y así lo pienso seguir haciendo hasta que Dios me llame a su lado.

Se me viene a la memoria un estudio bíblico que fui con los “muchachos”, en donde estábamos reflexionando acerca del libro de Eclesiastés, escrito por el hombre más sabio que jamás haya existido, el Rey Salomón, en donde su premisa básica es que todo es una futilidad, vanidad o no tienen sentido. Él plantea que en la mayoría de los casos en donde Dios permite que las mal llamadas desgracias lleguen a nuestras vidas porque nos hemos alejado demasiado de Dios y nos está invitando a acercarnos de nuevo a Él.

Por esto también te invito a que de ahora en adelante, cuando te sientas experimentando una situación dura en tu vida, manifestada por una de esas emociones incómodas, te hagas la pregunta si será que Dios está llamando tu atención para que te acerques más a Él, pues podías haber estado distante.

Espero que esta reflexión te haya ayudado de alguna manera, y conversamos pronto, en la próxima entrega en mi blog.

domingo, 6 de diciembre de 2015

El Poder de la Palabra



Cuando Dios creó el universo lo hizo con el poder de su palabra. Aunque pudo haber escogido cualquier otro método, utilizó su palabra para crear, dejándonos el legado que lo que decimos tiene poder. Lo que sale por tu boca tiene el poder de construir o destruir.

Estas palabras tienen sentido, aun así cuando nos encontramos en el medio de un torbellino emocional, digamos un ataque violento de rabia, todo este sentido se va para el fondo de  la fosa del supuesto sentido común, y perdemos toda noción del poder de la palabra. Habrán unos que se arrepientan luego, otros no, pero la herida queda grabada cual mal tatuaje en la piel del corazón.

Esta reflexión se las hago en medio de uno de esos torbellinos, en donde le dije cosas muy hirientes a una persona que amo, solo por el hecho de que estaba con mucha rabia por su comportamiento. Yo soy uno de los que se arrepienten, pero créanme, desde ésta perspectiva, poco valor tiene el arrepentimiento para esa persona, pues la herida ya está hecha y es engorroso y complicado sanar ese tipo de heridas emocionales.

Cavamos nuestra propia tumba “relacional” cuando le damos rienda suelta a nuestras emociones negativas a florecer en el medio del espectáculo. Es mejor practicar diariamente, a través de la oración, la meditación, respiración y todas las demás herramientas que contemos, sobre todo la herramienta del perdón a través del amor para que tengamos la fortaleza de poder vencer la tentación de destruir con nuestras palabras las relaciones que más nos importan.

La reflexión de este día es breve, pero espero de corazón que haya dejado la buena semilla del buen discernimiento, la cual florecerá en los momentos más propicios, permitiéndonos construir una vida más plena y satisfactoria, y sobre todo, que le de gloria a Nuestro Creador.

Juan Ricardo Díaz