jueves, 4 de noviembre de 2021

Los abusos

Esta semana los pastores que siempre escucho han estado hablando acerca de las relaciones abusivas. En un principio, debo confesar, que no me sentí aludido y solo pensaba en las personas que he atendido y uno que otro familiar. 

Pero en el episodio de hoy reflexioné acerca de mi mismo. Caí en cuenta que en muchas de mis relaciones fui bastante abusivo. De niño y adolescente lo fui con mis hermanos y con mis padres, muy grosero, por cierto. Después de adulto, con mis hijos por mi falta de paciencia y rapidez a la rabia. Luego con mi esposa por muchos años porque la trataba de controlar y manipular con mi carácter. Con la hija de mi esposa fui terrible de muchas maneras y creo que con algunos amigos también.

Le doy gracias a Dios primero por haberme permitido cambiar esos estilos, le doy gracias a mi familia y amigos por haberme aguantado. A mi esposa por soportarme, y espero esté disfrutando esta nueva versión.

Ahora, si me preguntas qué cambio, cómo y cuándo, es muy difícil y complejo de responder. Primero creo que tomó mucho tiempo, quizás más de diez años. Mucha oración y meditación en el camino. Hice hasta yoga por varios años. Hice Neurofeedback, psicoterapia, hipnosis y tomé mucho vino en el camino (eso si no lo he cambiado).

Creo que todo ha ayudado un poco a su tiempo y a su manera, en mi caso, la compañía de mi esposa y de mi familia que siempre han estado allí para mi, ha sido fundamental, junto con la fe que compartimos y nuestras oraciones. Los terapeutas que me han ayudado, medicamentos y suplementos que he ido tomando también han puesto su granito de arena.

Lo bueno es que el resultado me agrada, encuentro que me he convertido en una persona que la mayoría del tiempo está tranquila y reflexiva (excepto cuando manejo por las autopistas de California que vuelven loco a cualquiera). Me gusta que estoy mucho más lento para la rabia, y que mi primer y último pensamiento del día sea acerca de Dios y de su amor. Que vivo en un estado de pleno agradecimiento, reconociendo que todo lo que soy y tengo se los debo a mi creador.

Los años no pasan en vano, me han traído canas, pero también experiencia y sabiduría. Me parece haber comprendido que la madurez trata más acerca de comprender que cada acción y palabra tiene su consecuencia inevitable que de cualquier otra cosa. Que la paciencia se arma primero con amor y luego se debe estirar el tiempo como jugando con una goma de mascar. Le digo a los niños que atiendo: paciencia es saber esperar. Eso suena fácil y lógico, pero que condenada dificultad para lograrlo. Solo el amor lo puede todo.

Creo, no se, eso lo dirán mis hijos y mi esposa, que estoy más tierno y cariñoso. Hasta la gata que tenemos me acepta, y eso es mucho que decir. Para los que tienen gatos, saben lo que digo.

No cuento y reflexiono sobre esto para vanagloriarme o echármela de “papaupa” (se me cayó la cédula), es solo porque quiero que tú también pienses y reflexiones acerca de los abusos. Si has sido abusado(a) y has abusado. De ser el caso: perdona, perdónate y pide perdón, pero sobre todas las cosas, no sigas abusando ni te dejes abusar más. Nadie merece ser abusado de ninguna manera. Y oro con todas mis fuerzas para PapaDios te brinde el regocijo de su amor y perdón para que vivas una vida libre de abusos, y llena de su infinito amor.