viernes, 10 de diciembre de 2021

El amor de Dios en la vida de pareja

Muchas veces en psicología se tiende a intercambiar el yo con el ego. Para esta idea, prefiero separarlos como lo que son. Para mi, el yo es nuestra esencia, lo que somos en realidad, seres espirituales, hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza. Mientras que el ego es la representación primitiva del deseo humano. Me gusta pensar que el yo busca a Dios, mientras que el ego lo rechaza en busca de la satisfacción de sus deseos.

Con eso en mente, se hace difícil concebir una relación de pareja que sea basada en el ego y no en el yo. La única manera que una relación exista es cuando se sedimenta en el yo. Si le pones cuidado al diario vivir podrás notar cuantas veces el ego se interpone en tu relación y tu felicidad, queriendo salirse con la suya satisfaciendo sus deseos sin importarle lo que quiere o necesita el otro.

El yo, en cambio, hace el esfuerzo fuera de lo común y busca el bienestar del otro. 

En la primera carta a los Corintios, San Pablo describe el verdadero amor, el cual no es otro que el amor que Dios nos tiene. Quiero que me acompañes a aplicar esta gran verdad a la vida diaria de la pareja.

Escribe cada una de las cualidades que menciona San Pablo y escribe a su lado cómo le puedes demostrar eso a tu pareja. Te comparto la que escribí para mi esposa para que tengas idea a qué me refiero con esto.

Es Paciente: Cuando mi pareja dice o repite cosas que no me gustan o no estoy de acuerdo, o simplemente me aburren, respiro profundo y elijo recordar todas las bellas razones que nos unen como pareja. Esto es solo un momento y un detalle insignificante.

Bondadoso: Aunque sienta flojera de ayudar con los deberes y mandados de la casa, tomo fuerzas y hago lo que haya que hacer para colaborar y quitar parte del peso.

No envidia: Si mi pareja tiene más tiempo libre que yo, en lugar de quejarme o criticarla, le doy gracias a Dios que tiene ese tiempo para su disfrute, me alegro por mi pareja.

No se jacta: en momentos entiendo que puedo tener más conocimientos o destrezas que mi pareja, pero decido aceptarlas con humildad y las entrego como lo que son, regalos o dones que provienen de Dios.

Sin orgullo: En las oportunidades que las cosas salen como quiero o aun mejor, evito pavonearme por las circunstancias y junto a mi pareja agradece mis a Dios por sus bondades.

Sin rudeza: Cuando estoy de mal humor y mi esposa dice o hace algo que me molesta, tiendo a tratarla con rudeza. Desarrollando mi espiritualidad diaria junto a ella logro contenerme de responder con rudeza en más ocasiones que antes. La meditación y la oración ayudan muchísimo a conseguir esto.

Sin egoísmo: Confieso que cuando como dulces, especialmente chocolate, no me gusta compartir. Desde que comencé todo este proceso soy capaz de compartir un poco con mi esposa, el esfuerzo bien vale la pena. A parte que no engordo más de lo que estoy.

Sin enojo: Cuando amanezco con los apellidos cruzados, en vez de reaccionar desde la rabia, me siento afuera de la casa a reflexionar y a orar. Ese pequeño ajuste hace toda la diferencia.

Sin rencor: Mi esposa, como cualquier otro ser humano (me incluyo), puede decir o hacer cosas que me molestan y a veces hasta me hieren. Se que está en mi guardarlo en el cofre de los rencores o botarlo a la basura. Escojo botarlos, ya con la grasa que acumulo en mi cuerpo es más que suficiente.

No se deleita en la maldad: Por supuesto que en muchas ocasiones me provoca hacer lo malo, lo que mi naturaleza humana me pide, y a veces me exige. El que diga que portarse mal, o lo que es lo mismo, no hacer el bien, no es sabroso, miente. Después de muchos años peleando he comenzado a ganarle ciertas batallas. Continuo en la pelea, con Dios a mi lado.

Se regocija en la verdad: Entiendo, comprendo y acepto que el amor que podemos sentir y tener hacia una determinada persona, en este caso, la pareja, no proviene de nosotros, es un simple reflejo del amor de Dios en nosotros. 

Todo lo disculpa: Esta parte, confieso, me cuesta mucho. Reconocer que algo de mi estuvo mal, y disculparme por la falla cometida no me es fácil. He aprendido con el paso del tiempo que si se puede lograr, aunque sea incómodo. Es casi como hablar en público. Al principio cuesta, pero luego se vuelve hábito y es fácil de manejar. 

Todo lo cree: Las dudas no faltan en las relaciones. De hecho, hay veces que sobran. Cuando me encuentro en duda, reflexiono y pienso que Dios sabe la verdad, y el resultado final está en sus manos. Decido creer.

Todo lo espera: Mi esposa no me deja de sorprender, siempre tiene recurrentes y nuevos detalles para conmigo. Yo trabajo diligentemente para hacer lo propio con ella. Pero sin embargo, mi esperanza en nuestra relación la baso más en la esencia del amor mismo, es decir, yo espero más de los frutos de nuestro amor que de ella, y espero, ella haga lo mismo conmigo.

Todo lo soporta: Para este punto se puede tomar prestado de los doce pasos: vivir un día a la vez. 

Sin extinción: Tomo conciencia que el poder del amor es infinito. Gracias a Dios su amor nunca se acaba. De la misma manera, mientras siga trabajando en la relación y el amor que profeso por mi esposa, lo canalizo en el mismo amor de Dios y reconozco su infinidad.

Como virtud: Esta parte la he venido desarrollando con la contemplación en la Palabra de Dios. Todos los días mi esposa y yo leemos devocionales y oraciones. Luego me quedo pensando acerca de lo leído y me inspiro en el amor de Dios. Esa es la gran virtud.

Los diferentes niveles que puede llegar a desarrollar una relación son por lo menos cuatro. El nivel más superficial tiene que ver con la atracción física y sexual. La segunda capa tiene que ver con coincidencias o puntos de encuentro de creencias y pensamientos, en donde también entran gustos comunes. Ahora bien, las dos capas más profundas son las verdaderas conexiones. La tercera capa tiene que ver con una conexión psíquica, y la cuarta con la conexión a nivel espiritual, allí en donde reside la verdadera esencia del ser, el enlace con lo divino, lo infinito y el verdadero amor, Dios.

Te invito a que después de hacer tu lista de valores y virtudes que le vas a demostrar diariamente a tu pareja, comiences a vivir con conciencia tu relación en el tercer y cuarto nivel. Que la conexión con tu pareja sea de un entendimiento profundo psíquico y espiritual, porque se supone que las dos primeras capas ya deben estar cubiertas, por eso están juntos.


jueves, 4 de noviembre de 2021

Los abusos

Esta semana los pastores que siempre escucho han estado hablando acerca de las relaciones abusivas. En un principio, debo confesar, que no me sentí aludido y solo pensaba en las personas que he atendido y uno que otro familiar. 

Pero en el episodio de hoy reflexioné acerca de mi mismo. Caí en cuenta que en muchas de mis relaciones fui bastante abusivo. De niño y adolescente lo fui con mis hermanos y con mis padres, muy grosero, por cierto. Después de adulto, con mis hijos por mi falta de paciencia y rapidez a la rabia. Luego con mi esposa por muchos años porque la trataba de controlar y manipular con mi carácter. Con la hija de mi esposa fui terrible de muchas maneras y creo que con algunos amigos también.

Le doy gracias a Dios primero por haberme permitido cambiar esos estilos, le doy gracias a mi familia y amigos por haberme aguantado. A mi esposa por soportarme, y espero esté disfrutando esta nueva versión.

Ahora, si me preguntas qué cambio, cómo y cuándo, es muy difícil y complejo de responder. Primero creo que tomó mucho tiempo, quizás más de diez años. Mucha oración y meditación en el camino. Hice hasta yoga por varios años. Hice Neurofeedback, psicoterapia, hipnosis y tomé mucho vino en el camino (eso si no lo he cambiado).

Creo que todo ha ayudado un poco a su tiempo y a su manera, en mi caso, la compañía de mi esposa y de mi familia que siempre han estado allí para mi, ha sido fundamental, junto con la fe que compartimos y nuestras oraciones. Los terapeutas que me han ayudado, medicamentos y suplementos que he ido tomando también han puesto su granito de arena.

Lo bueno es que el resultado me agrada, encuentro que me he convertido en una persona que la mayoría del tiempo está tranquila y reflexiva (excepto cuando manejo por las autopistas de California que vuelven loco a cualquiera). Me gusta que estoy mucho más lento para la rabia, y que mi primer y último pensamiento del día sea acerca de Dios y de su amor. Que vivo en un estado de pleno agradecimiento, reconociendo que todo lo que soy y tengo se los debo a mi creador.

Los años no pasan en vano, me han traído canas, pero también experiencia y sabiduría. Me parece haber comprendido que la madurez trata más acerca de comprender que cada acción y palabra tiene su consecuencia inevitable que de cualquier otra cosa. Que la paciencia se arma primero con amor y luego se debe estirar el tiempo como jugando con una goma de mascar. Le digo a los niños que atiendo: paciencia es saber esperar. Eso suena fácil y lógico, pero que condenada dificultad para lograrlo. Solo el amor lo puede todo.

Creo, no se, eso lo dirán mis hijos y mi esposa, que estoy más tierno y cariñoso. Hasta la gata que tenemos me acepta, y eso es mucho que decir. Para los que tienen gatos, saben lo que digo.

No cuento y reflexiono sobre esto para vanagloriarme o echármela de “papaupa” (se me cayó la cédula), es solo porque quiero que tú también pienses y reflexiones acerca de los abusos. Si has sido abusado(a) y has abusado. De ser el caso: perdona, perdónate y pide perdón, pero sobre todas las cosas, no sigas abusando ni te dejes abusar más. Nadie merece ser abusado de ninguna manera. Y oro con todas mis fuerzas para PapaDios te brinde el regocijo de su amor y perdón para que vivas una vida libre de abusos, y llena de su infinito amor.


martes, 26 de octubre de 2021

El árbol caído

Dice el dicho que de el árbol caído todos hacen leña, pero hoy recapacité y me di cuenta de que también existe lo contrario desde otra perspectiva, como siempre. Cuando una persona se nos va, abandonaba el plano existencial, la mayoría de la gente a su alrededor, familiares y amigos lo que hacen es construir una gran cabaña con el árbol caído.

Muchos comentan de todas las cosas buenas y nobles que hizo esa persona en vida. Algunos pueden recordar algunas de sus vicisitudes y desavenencias, pero al final siempre sale a relucir y brillar la mejor cara de la moneda. Es como que lo malo pasó a ser más efímero que lo bueno, al final como que no cuenta. 

Eso me lleva a reflexionar que tan importante es una nuestra conducta y nuestros valores durante esta estancia en esta estadía temporal. No por nosotros que nos vamos, más bien por las personas que dejamos y nuestro bendito legado. No se imaginan lo bien que me siento cuando escucho a los amigos y conocidos hablar de mi padre que se nos fue hace más de un año. No quiero pensar que me llena de orgullo porque estaría ganando indulgencias con escapulario ajeno, pero me llena de alegría saber que la vida, PapaDios mismo, me regaló como padre a un ser ejemplar en la mayoría de sus ámbitos. Las huellas que dejó son profundas y diversas, a borbotones, por todos lados.

Siempre he pensado que la vida son decisiones, a cada instante, en cada lugar. Puede ser positivo crear el habito de tomar decisiones en positivo, fundadas en los verdaderos principios espirituales y humanos. No se trata de querer ser o aparentar ser correcto o justo, pues es tarea loable pero imposible. Trata de crear espacios para que surjan momentos y vivencias que dejen colar el verdadero amor, bienestar, paz, seguridad y fe.

Es no hacer lo que me provoca, o lo que mis emociones me empujan a hacer. Es llevar en la frente la firme decisión de ejecutar aquello que es difícil, que cuesta, pero que es beneficioso para todos, no solo para mi. Personas rencorosas dirán: “que bonito este después de todo lo que dijo e hizo”. Pero yo a esas personas les recuerdo que minutos antes de morir el ladrón crucificado a la derecha de Nuestro Señor Jesucristo, se arrepintió de sus pecados, lo reconoció como su Salvador y le dio entrada al reino de los cielos en ese mismo instante.

Yo no hago ni quero hacer el bien para merecerme el amor de Dios, su bondad y su perdón, ya eso lo tengo como resultado de mi fe, lo hago en profundo agradecimiento, y como resultado de mi madurez espiritual que me guía a hacer todas las cosas que benefician al equilibrio mismo de la existencia universal.

Me parece que hoy la gente quiere vivir como si no hay un mañana, como si la vida (y la muerte) eterna no existiesen. Quieren justificar todas sus malas acciones en supuestos derechos sin base ni forma. Solo saciar su sed de pseudo justicia y dejar que su ego carnívoro devore a todos los que se atrevan a contrariar el apetito de su carne. Es cómo que quieren vivir solo para satisfacer sus deseos más íntimos, sin importar las consecuencias. Así, tal cual, como solía vivir yo antes. Con la enorme diferencia que en ningún momento quise ni hice hacer gala de mi inaptitudes y desenfrenos, y mucho menos los quise promover con banderas, hashtags y desfiles. Recuerdo las sabias palabras de unos de los pastores del pasado: “no solo queremos pecar, nos queremos sentir haciéndolo”.

Creo que estamos viviendo una época en donde toda una generación está caminando como zombis o deambulando como sonámbulos, sin norte ni razón. No se percatan de la madurez de esta vida, que en parte trata de comprender y aceptar que todo, sin excepción, todo lo que hacemos tiene consecuencias. La trillada idea de que el aleteo de una mariposa en el oriente causa un tsunami en las costas de occidente es la mejor pintura que encuentro para representar la interconexión de los eventos que vivimos.

Yo oro y te pido que te unas a mis oraciones para que toda esa gente adormecida, se despierten a la verdad del espíritu y comiencen a ver y entender la verdadera consecuencia de sus acciones. De lo contrario, me parece, estamos destinados a una triste hecatombe producida por la terquedad y egoísmo de esta generación. Disculpen lo negativo, hoy amanecí así.


miércoles, 6 de octubre de 2021

Los de Cristal

Recuerdo recién llegado a este país estaba de moda todo lo relacionado con los niños índigo. Básicamente esa corriente describía unas supuestas características de los niños nacidos en cierto periodo de tiempo, creo que era en los ochenta y noventa, quienes iban a mostrar unas cualidades especificas, pero la verdad es que la mayoría de esas características coincidían con el manual de diagnóstico clínico para describir a personas con déficit de la atención e hiperactividad, conocida acá como el ADHD, por sus siglas en inglés. 

Luego de pasarse esa tendencia comenzó a surgir la próxima, la llamada generación de niños de cristal. Esta movió sus características de los síntomas de déficit en la atención hacia algo mas parecido al síndrome del autismo.

Reflexionando hacia esa tendencia, creo que las personas que acuñaron ese término no sabían lo cerca que iban a estar de la mejor descripción de las nuevas generaciones.

Estoy en total acuerdo que la nueva generación se debe llamar de cristal, pero no por sus parecidos o coincidencias con los síntomas del autismo, más bien por la fragilidad de sus egos, su autoestima y tolerancia a los inconvenientes en la vida.

No quiero ni pensar como esas personas van a afrontar las diferentes vicisitudes de la realidad que les aguarda en muy poco tiempo. Creo que van a colapsar y toda una generación corre el riesgo de desvanecerse en el olvido de la historia.

Me refiero a ese tipo de persona que se la pasan diciendo cosas como: No me veas feo, no me llames así, no me hagas bullying, no me acoses, no me digas cual sexo soy, etc, etc, etc. 

Todas esas personas “culipandiosas” van a chocar con la pared de concreto que es la vida misma, la cual no tiene desperdicio y no anda con sandeces de supuestos códigos de lo políticamente correcto. A las cosas y las personas hay que llamarlas por su nombre, sin importar a quien le duela. Si esas personas se sienten ofendidas, mas ofendidos podemos estar nosotros, la generación del ayer, que fuimos formados no en tiempo de pandemias reinventadas, sino en la calle, con abusos, bullying y groserías. Aquí estamos, mas fuertes que nunca, luchando por un mundo mejor, en donde los principios de la verdadera moral y las buenas costumbres hay que defenderlas a capa y espada, pero no por nosotros mismos, sino mas bien por esas personas que quieren, sin saberlo, desestabilizar la armonía del sistema ecológico social.

Nuestra historia, experiencia y vivencias soportan lo aqui comentado, hay que actuar acorde.

viernes, 17 de septiembre de 2021

No suelo contar mis sesiones de terapias

Hoy llegó a mi consulta una joven muy bella. No me quedo más que admirarla. Por donde la veas es hermosa, y hasta sus defectos son bellos.

Después de salir del asombro de su belleza, comencé a escuchar todas sus narraciones y cuentos de lo que le ha pasado en sus últimos años de existencia. Como los tantos que he escuchado en las ultimas dos décadas de vida profesional, contiene todos los matices necesarios para crear una base de análisis interesante y digna de ser estudiada.

Por un lado, se enaltece de poseer todo tipo de recursos, y habla de las maravillas de su gente, su familia. Por el otro, se queja de cómo su propia gente se ha dedicado a desnudarla de sus posesiones otorgadas y heredadas por el creador. La han ido despellejando sin el mas mínimo pudor ni sentimiento. Ya muestra serias cicatrices en su faz.

Luego saltó a despotricar de su “mala suerte” al escoger a sus pretendientes. Me relató a grandes zancadas los patrones y hábitos que suele demostrar con cada uno de ellos. Recordé a Eric Fromm con sus teorías de sadomasoquismo. Me intriga la necesidad emocional de cierta gente por sentir dolor constantemente, para luego disfrazarlos entre sonrisas, chistes y materialismo superfluo. 

Por su rostro comenzaron a rodar lágrimas de llovizna incontenible cuando me contaba de su sufrimiento, que no paraba de ser abusada de todas las formas y maneras posibles. Muchos observaban los abusos impunes con piel de cocodrilo, inmunes e inmutados delante tanta perversidad y crueldad. Como que si no la conociesen o no estuviesen relacionados con ella.

Pensé acerca de todo el inmenso potencial que tiene esa joven, y que dada las circunstancias especificas puede llegar a ser la mejor de su barrio. Lo tienen todo para triunfar.

Pero también reflexioné acerca de las carencias, huecos inmensos que destilan estiércol. Estoy claro que, si esta joven no cambia la esencia de sus creencias, de su moral, de los principios que necesitan regir su vida para que realmente pueda salir adelante, el futuro se puede percibir muy oscuro y sin esperanza.

No por dejarlo de ultimo pasa a ser de menor peso o importancia, mas bien, todo lo contrario. Suelo dejar como postre el desarrollo de la parte espiritual, pues justo de ahí de donde sale la verdadera semilla que brota los verdaderos principios morales y éticos que hacen florecer las mas nobles y loables personas. No le veo otro camino que el constante y perpetuo aprendizaje y evolución espiritual basada en los dogmas de la palabra del creador para que la lleve a buen termino.

La joven se llama Venezuela.

miércoles, 8 de septiembre de 2021

Calle ciega

 

En frente de mi casa hay lo que aquí llaman acá un cul-de-sac, en criollo, una calle ciega. En la esquina de su entrada hay una señal de tránsito que dice: No Outlet, es decir, que no hay salida.

Me parece que en muchas ocasiones cuando el ser humano es confrontado con situaciones en las que claramente no hay salida, lo natural es oponerse y crear resistencia. Otros dirían que nos revelamos a la realidad.

Analizando la calle, puedo observar que si la caminas si hay salida al fondo que da a otra calle, de hecho, si andas en bicicleta, patineta, patines si tienes salida. Si andas en auto es otra historia. Por más rabia que dé, el carro tiene que dar la vuelta y salir por donde entro. No importa lo que quieras, lo que te provoque, ni la situación ni las cosas de esa calle van a cambar. La realidad mera y cruda es que es una calle ciega, sin salida. Entender y aceptar la realidad es muy importante. Se puede vivir con menos decepciones.

Lo que se puede escapar fácilmente de esta situación es que cuando se da la vuelta, y sales por donde entraste, estás solucionando el dilema, y la verdad es que la calle siempre ha tenido una salida, esa misma por donde entraste. Solo te avisa que, si entras en ella y quieres seguir adelante por allí, no vas a poder, eso es todo.

Mi recomendación para esta semana, en frente a todas las calles ciegas que te enfrentes de ahora en adelante, da la media vuelta, sal por donde entraste y busca calles alternas que te lleven a donde quieres llegar.

jueves, 2 de septiembre de 2021

Me mudé para Marte

Ya harto del mal llamado planeta verde y de sus ocupantes, tome la decisión de mudarme para Marte.

Harto estaba de lo mal que manejan en las autopistas esos descerebrados que se atraviesan sin el mas mínimo respeto ni consideración. Asqueado estaba de las estupideces y sandeces que proliferaban en las redes sociales de gente pseudo-erudita tratando de esconder sus neófitas neuronas detrás de una supuesta sensibilidad extrema a cosas y personas que no le acontecen.
 
Esta decisión fue difícil y complicada por todas las cosas que implicaba. Pero mi grado de frustración era mayor a cualquier obstáculo sentimental o racional.

Una vez plantado sobre la arena rojiza de ese planeta fue cuando me percaté de todo lo que deshice sin saberlo ni planearlo.

No tenia que andar buscando casas que alquilar y mucho menos comprar. No había precios ni altos ni bajos, ni competencia, ni créditos ni prestamos. No había tiendas en donde ir a escoger muebles, ni pensar si la quería con piscina o sin. Lo mismo ocurría con los automóviles, ya se me había quitado la pendejada de presumir con autos lujosos, pues no tenia a nadie a quién presumir.
 
Una de las tantas maravillas de mudarse a un planeta despoblado e inhabitado es que sirve de lienzo en blanco (en este caso quizás rojo) para poder pintar lo que mas se apetezca. No hay reglas, no hay leyes. No hay parámetros.

Quizás con tiempo llegue a extrañar el océano, el agua tal como la conocemos. Los restaurantes con sus deliciosas comidas y bebidas. Hablando de bebidas, tuve que dejar el alcohol, muy sano para la biología de mi cuerpo, pero deprimente para mi vida emocional.

Habrá muchas personas que vaya a extrañar, y otras que quizás me extrañen, pero como todo es, todo pasa, y hasta las huellas se borran en la arena del tiempo. 

Confieso que es incómodo la falta de gravedad y de oxigeno. Pero después de haber vivido en el medio oeste de Estados Unidos uno se adapta a lo que sea. Allá era: ponte la franela, el suéter, la chamarra, la bufanda, el gorro, lo guantes, y después que pareces el muñeco de Michelin que no puedes ni caminar y mucho menos meter las llaves ni en la puerta de tu casa ni de tu automóvil, tienes que quitarte todo para no morir del calor en las calefacciones de las casas u oficinas. Acá ocurre algo similar con los cascos, el oxigeno y las benditas botas de peso.

Hablando de peso, acá no importa lo pesado que seas, y hablo de forma de ser y de apariencia física. La falta de gravedad afecta a todos por igual. Un milagro de la naturaleza marciana.

Razón tenia mi hermano cuando nos decía: “me voy a mudar y no le voy a dar la dirección a nadie”. Pues eso hice, y allá a todos esos que les debía, sobre todo a ese tío gringo famoso tan fastidioso. Que vaya a ver como me consigue en el planeta rojo.
 
Ya llevo unos meses viviendo en Marte, quizás mañana que ya es miércoles, me vuelva a mudar a otro planeta. El problema de las mudanzas es que nos llevamos todo con nosotros, incluidos a nosotros mismos. 

sábado, 8 de mayo de 2021

El autismo puede salvarnos

Aunque el enunciado suene exagerado, lo más probable es que esté muy cercano a la realidad. Me explico. Las personas reconocidas como “típicas”, es decir, que no están dentro del espectro autista ni padecen de ninguna condición neurológica que las deshabilite en su funcionamiento esperado, están sufriendo un mal silencioso y a escondidas.

Me refiero al sistema de crianza actual. No es un secreto para nadie que la célula fundamental de la sociedad – la familia – ha caído en franco deterioro. Los principios básicos por lo que se ha regido la humanidad por miles de años han sido sometido a una observación inescrupulosa para su cese y desaparición. Lo que era la norma y lo lógico ayer, hoy está escudriñado por una sociedad tambaleante, sin deriva, creyendo que sabe mas que las anteriores por el simple hecho de que maneja mayor volumen de información a tiempos exageradamente rápidos.

La institución básica del matrimonio ha llegado a los puntos en donde en mucho más probable que las personas que se casen terminen en divorcio que juntas y un creciente número de jóvenes están optando por ni siquiera probarlo.

Es la generación más “yoista” que se ha tenido memoria, disfrazada de un moralismo insípido y neófito.

Como consecuencia de esta degradación de los valores y principios morales trae como consecuencia la mal o pésima crianza de las nuevas generaciones, construyendo nuevos Frankenstein que salen a llevarse todo por delante sin el más mínimo pudor y consideración. Ya sea por insultos en las redes, atravesadas en el tráfico, hasta los disparos a gente corriente en los sitios públicos. 

Estamos frente al surgimiento de una nueva clase social totalmente anárquica. Eso es muy peligroso para el sano desenvolvimiento de la raza humana tal como la conocemos, o por lo menos, creíamos conocer.

Mientras todo esto está pasando en gran porcentaje de esas pseudo familias mal formadas alrededor del planeta, en los hogares que han recibido el obsequio del universo y del orden divino de personas atípicas o dentro del espectro se está viendo una forma nueva y diferente de crianza. Por las limitaciones y diferencias que presenta la condición, los padres se ven obligados a recurrir a métodos no convencionales de crianza. Se les coloca una atención importante acompañado de terapias, ejercicios, y todo lo que haga falta, y con el tiempo se va bañando su atmósfera con una aureola de amor indescriptible.

Entiendo que toda regla tiene su excepción, y habrá varios hogares de personas atípicas que no son ni balanceada ni amorosas, pero la gran mayora de las familias (y cuentan por centenares) que he tenido la dicha y el honor de atender en las dos últimas décadas de vida profesional, puedo constatar que las personas que están desarrollándose en esos hogares son seres de luz y de amor, incapaces de sentir odio y mucho menos de dañar a alguien.
Si las proporciones de casos de personas dentro del espectro continúa ascendiendo de la misma forma que lo ha hecho en la ultima década, es muy probable que en las próximas dos décadas la cantidad de familias sea suficientemente considerable como para hacer un impacto positivo dentro de la sociedad.

Son todas esas personas dentro del espectro junto con sus familiares que pueden ayudar a salvar la sociedad que se nos viene.

Por esto concluyo que el autismo puede salvarnos.


viernes, 19 de febrero de 2021

How to Become a Socialist Millionaire

It’s not by chance that a great deal of millionaires and even billionaires align themselves as Democrats/Socialists.

When they were raised by highly dysfunctional families, both wealthy and not, they lost the basics principles of morality and faith.

It’s hard to find the presence of God within their beliefs systems as they are their own gods, with money and power being complementary deities.

Because they learn how to develop self consciousness through their trips and the places they visit, they also develop a masked sense of pity for the poor and thus become “philanthropists.”

At the end, all they need is to buy into the idea that they’re “good” people, capable of benefitting the poor and minority communities. They want to become the new westernized version of Robinhood. They want to feel accomplished by being “good”, and thus erase any kind of guilt or shame by doing “what is right.” It is so easy to do good based on the wrong reasons. It’s not enough to do good, good has to be done for the right reason.

As with any other ideology, socialism creates a type of Mephistopheles. It’s in the same way that capitalism creates countless greedy people capable of selling their soul, mother and principles to the highest bidder.

At both ends of the spectrum an excess of power on any form will bring imbalance in nature, harming anything and anyone beneath, including their families and themselves.

Read Matthew 6:33


martes, 26 de enero de 2021

La metamorfosis del comunismo

La oruga, no tan agraciada como su sucesora, es considerada un insecto hasta repugnante. Pero se sabe que de sus entrañas puede salir una de las creaciones más hermosa.

El comunismo tiene exactamente el proceso inverso. Comienza con un país construido sobre bases sustentables, fortificado por sus políticas económicas pro-capitalistas, y viene el comunismo y convierte a esa nación en una de las orugas más monstruosas que se pueda conocer.

Deja evidencia en las fachadas de las viviendas, donde la pintura se escarapela y el moho tiende campaña. Los metales se oxidan y el polvo se junta con la telaraña para hacer sus nidos entrelazados.

Los edificios gubernamentales se pintan capa sobre capa, pero no logran ocultar su deterioro, al igual que la conciencia de sus inquilinos permanentes. El tiempo se congela y comienza a retroceder. Los modelos de los autos, de los electrónicos y de lo que un día fue tecnología involuciona y se estanca a décadas de diferencias de sus países vecinos.

Se aplica el cuento de la rana para hervirla en agua caliente. La población se acostumbra y aclimata a lo que sucede y lo percibe como normal o como lo que toca. Largas colas para adquirir bienes de primera necesidad a precios exorbitantes. Una comida al día se hace la norma. Los obesos son propiedad del estado, el resto de la población pierde peso paralelo a su dignidad.

La moral, las luces y las buenas costumbres se deslizan a través de las grietas de la espiritualidad. Se siembra la semilla del temor al humano y la ignorancia de Dios. Se sustituyen los ritos religiosos por comparsas quirománticas de azufre y de sal. Las brujerías, los trabajos montados, hechicerías y vudú aparecen en cada esquina. Tabacos, café y collares acompañan el sudor de sus babalaos, y el pueblo embrutecido los sigue, les teme y los busca para todo.

La sociedad se desmoraliza al punto que se prostituyen en su mayoría, de una manera u otra. Unos con sus cuerpos, otros con sus almas. 

No hay nada que el comunismo no toque y no destruya. A los que lo manejan les destruye su pobreza, los convierte en millonarios vestidos de seda. A los que la padecen los convierte en estatuas de medusa.

Es mucho lo que se puede decir y describir del paso del comunismo disfrazado de socialismo por las naciones, pero cuando se ven sus marcas ya es muy tarde para extirparlo. Han pasado generaciones, y estas no conocen otra cosa que no sea el descaro y la inmoralidad de sus mandatarios. La escasez, la sobrevivencia, el desespero se disfraza con la música, el arte y el humor. Se convierten en sociedades “felices” que no es mas que la tristeza y desasosiego enmascarados en la diversión y la genialidad.

Al noble pueblo estadounidense le imploro que observen esas marcas que ya están comenzando a hacer estragos en pueblos y ciudades. Silenciosamente a ratos y otras a gritos y empujes anárquicos se va colando sin dejar evidencia de donde viene, pero si hacia donde va. 

El comunismo es un cáncer en el pensamiento, un tumor maligno del alma, hay que exterminarlo con la luz brillante de Dios y su guía divina. 

Esta sociedad en donde vivo, la norteamericana, no salió del juego del azar, de unos dados chocando en el universo. Es el producto de gente preparada, pensante, con espiritualidad y honor arraigado. De principios y propósitos nobles y loables, con proyección a las generaciones venideras y la firme convicción de un poderoso porvenir, no como producto de sus tierras, sino de su gente, como debe ser.