No me sale otra palabra que pueda representar fielmente el estado emocional que aflora en todo mi ser observando la situación sociopolítica del país en el cual vivo y que hace veinte años abrió las puertas para mi familia y para mí.
Estados
Unidos es un gran país, definitivamente es el país con mayores oportunidades que
puedas vivir. He tenido la bendición de poder viajar por muchas ciudades
alrededor del mundo y constatar la grandeza de este hermoso país y de su gente.
Como todo, tiene muchas cosas negativas de las cuales espero pueda modular en algún
momento y atenderlas con la celeridad y urgencia que amerita. Tal es el caso
del profundo racismo arraigado en ciertas clases sociales. Repudio con todo mi
ser personas destinadas y juramentadas para defendernos y cuidarnos a que nos
hagan daño. Sin importar el color de piel, nuestro idioma materno u orientación
sexual, todos los seres humanos tenemos derecho a defendernos y ser tratados
con humanidad.
Sueño con
el día de ver esas mismas masas perturbadoras de la paz social, en lugar de
estar atacando y destruyendo la propiedad privada, tanto de pequeños
comerciantes que no merecen ese trato como de las grandes marcas y empresas,
quisiera verlas enardecidas en contra de las clínicas que permiten abortos, de
los que matan o dañan a los animales o de centros de prostitución y abuso de
menores..
Espero que
toda la tecnología que ha sido desarrollada en este país sea utilizada para
localizar a todos los que vandalizaron las propiedades privadas y las públicas,
las cuales nosotros pagamos con nuestros impuestos. Espero que todo el peso de
la ley caiga sobre esos perturbadores y saqueadores del bien ajeno. Deben correr
con la misma suerte que el policía que le quitó la vida a del señor Floyd, a
quien de paso habría que investigar, pues utilizó un billete falso para pagar y
estaba en estado de ebriedad manejando. Queda claro que no es monje de capilla
ni Boy Scout. Su mal comportamiento y el hecho que haya infringido la ley no amerita
el uso de la fuerza y mucho menos privarlo de ese bien tan preciado al que llamamos
vida. Pero igual hay que sopesar las responsabilidades de nuestras acciones. Estar
en el lugar correcto con la conducta apropiada ayuda a minimizar desgracias
como estas.
Me parece
percibir la mano peluda (y que conste que no guardo rencor hacia personas y/o
animales con abundancia de vellos) de la izquierda facinerosa, muy probable caribeña
y suramericana, juntándose con la extrema izquierda Norteamérica para tomar
partido de etas situación y ganar terreno en las encuestas para las elecciones
de este noviembre. Creo que nuestro presidente tan amado y odiado saldrá triunfante
una vez más. O por lo menos eso es lo que espero por el bien de mi país de origen
(Venezuela) y del país que me acobija (USA).
Es mi
pensar que las personas que se autodenominan como no racistas pueden no saber lo
que están diciendo. Todo ser humano es racista por naturaleza. Me explico.
Desde que nacemos crecemos con la idea acomplejada que para valorar algo tiene
que sentirse como nuestro, igual o parecido a lo que conocemos. Lo que no nos
percatamos es que esa posición defensiva viene de la inseguridad de nuestro
propio ego. Si esta persona no se parece a mi o es diferente, entonces no está bien.
Es una idea equivocada. El miedo al cambio y a lo diferente puede tener un mimo
lugar de origen: la incertidumbre. Este es el primer enemigo de la paz mental. A
la mente no le gusta no saber que viene luego, y por eso crea la ilusión del
control y de lo conocido. Hay que instruirse y educarse para enseñar a futuras
generaciones que el ser diferente está bien y que todos somos iguales en naturaleza,
sobre todo desde la perspectiva espiritual, todos somos hijos del mismo Dios,
creyentes y no creyentes.
Solo hay
una raza: la humana.
La
diferencia entre tú, yo y un miembro del KKK o del BP es que ellos exacerban su
racismo intrínseco y lo manipulan emocionalmente en los niveles del odio. Si se
pudiese medir el racismo con un aparato electrónico que determine el grado de
racismo que padece una persona, quizás a ellos le marcara entre un noventa a un
cien por ciento. Si ese mismo aparato se nos aplica a nosotros también diera
una medida, mucho menor por supuesto, quizás entre un diez a un quince por
ciento, y no contenga la carga emocional negativa del odio que es lo que tanto daño
hace.
Me parece
complicado no poseer ningún tipo de inclinación en temas diversos, sobre todo
como el racial, ya que poseemos ideas, pensamientos, criterios, opiniones y
paradigmas que nos llevan a sacar conjeturas acerca de prácticamente todo en la
vida. Todos estamos “BIAS”, es decir, lo cual se traduce literalmente como parcializado,
pero se entiende mejor como alienado de una idea preconcebida. Al tener criterio,
el cual pienso casi todos lo tenemos, es imposible no tener una idea
preconcebida contraria a lo nuevo y a lo diferente.
Bajo la
premisa que donde hay odio no hay cabida para el amor, esas personas carecen o
no han aprendido a desarrollar el músculo de su corazón que les permite sentir sensibilidad
hacia lo diferente. Compasión, bondad y mansedumbre son valores que hay
comenzar a sembrar de nuevo en nuestra sociedad. Solo depende de cada uno de
nosotros en nuestros propios círculos sociales, familia, amistades, lugares de
trabajo, siempre dando el ejemplo con nuestra propia conducta.
Quiero
cerrar esta idea pidiendo nos unamos en oración para que nuestro padre
celestial nos ilumine a todos y permita que podamos vivir dignamente los unos
con los otros sin esas barreras raciales y florezca el sentido de la compasión y
el amor mutuo.
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