lunes, 13 de julio de 2020

Lo que mi fe ha hecho por mi


Desde muy pequeño fui instruido en la fe en Dios. Si eres hispano como yo, existe más de un noventa por ciento que hayas crecido en un hogar católico. Yo fui a colegio católico y en todos los grados me daban religión para aprender cada día más acerca de lo que Dios ha hecho por nosotros.

 

Realmente no se si es la manera como la iglesia católica presenta esta información, que fue hasta después de mis treinta años que vine a entender lo que eso realmente significaba y sus repercusiones para mi, mi vida, mis relaciones, mi familia y hasta mis finanzas.

 

Recuerdo que durante más de treinta años fui instruido (quizás adoctrinado) de muchas cosas positivas y amorosas y otras castrantes y atemorizantes. No hasta hace mucho (una década) le tenia horror a la muerte por el simple susto de no saber para donde iba al morir. Mi vida sexual padeció estragos por las creencias limitantes y castrantes aprendidas. Muchas de mis relaciones se vieron altamente impactadas en negativo por la misma causa. Esas mismas creencias no me permitían florecer en el campo financiero. Pregunto: ¿Es justo responsabilizar a una religión de todos estos males? No lo creo. Pero si a las creencias que uno forma relacionadas a dichas creencias religiosas.

 

Desde hace más de una década me uní a una iglesia cristiana (protestante) del ala más conservadora -luterana del sínodo de WELS-, quienes guardan grandes parecidos a las estructuras, sobre todo litúrgicas, a la iglesia católica. Quizás por ese hecho me sentí atraído, era algo diferente, pero no tan diferente.

 

El mensaje que recibí de ellos y que aun día sigo recibiendo, está basado en los mismos principios católicos (léase universales) donde colocan a Dios en medio de todo. Se hace y se dice para que todo responda al primer mandamiento de la ley de Dios. Si centras toda tu atención, tus fuerzas y tu corazón en ese hecho todo lo demás vendrá solo hacia ti.

 

Este cambio de perspectiva de un Dios enojado, sediento de justicia, buscando a quien castigar y mandar para el infierno, por un Dios todo bondadoso y amoroso, justo en su proceder, sabiendo que todo pecado merece castigo, pero dispuesto a perdonar por adelantado si se cree en lo que El dice, hizo que mi vida diera un giro en positivo en casi todos los aspectos.

 

Primero, perdí el miedo a la muerte. Ahora cuando pienso en la muerte, solo me da tristeza dejar este plano de existencia porque voy a dejar (momentáneamente) a las personas que amo y las cosas que me gustan. También se que el cielo me espera con cosas mucho mejores que se escapan a mi limitada imaginación terrenal.

 

Segundo, aprendí a tener una relación amorosa con Dios, en donde me acostumbré a vivir en estado de gratitud hacia Dios, de du bondad, gracia y misericordia.

 

Tercero, mi vida sexual cambió para mejor. Quizás no se movió hacia donde hubiese deseado antes, pero ahora la vivo como lo que es, una demostración única y genuina de amor hacia la mujer que amo.

 

Cuarto, mis finanzas se volcaron hacia el terreno de la fertilidad. Todas esas culpas y creencias limitantes tan negativas me dejaron y fueron sustituidas por nuevas ideas de la abundancia divina de Dios en mi vida, muchas veces manifestada en la libertad de la abundancia financiera.

Antes veía y entendía que el poseer riquezas materiales me daba un puesto en la sociedad, en donde podía relucir entre muchos por mi capacidad de hacer dinero y hasta quizás me ayudara a comprar mi felicidad. Ahora ese sentido de ser alguien en la vida ya no viene de ahí. Yo soy valgo por saber de quien soy y de donde vengo, y sobre todo hacia donde voy. Yo soy (al igual que tú) un hijo de Dios, Padre Todopoderoso, Rey del universo. Fui hecho a su imagen y semejanza, la cual solo proviene y va hacia el amor. Y voy a reunirme con El tan pronto El me llame a casa, y ese día será el mejor de todos los días “vividos”.

 

También me ha enseñado a bajar la crítica y el juicio hacia mis semejantes. Ahora veo a todos por igual, como a mi, de carne y hueso, susceptibles de vivir en cualquier tipo de gracia o desgracia. Los miro con amor y compasión, y hago lo propio conmigo mismo.

 

Yo no soy cristiano para aparentar ser buena persona. Soy cristiano porque creo esa es la voluntad de quien me creó. Si hago cosas buenas y positivas no son para ganarme el cielo, pues eso ya lo hizo Jesucristo mediante su vida perfecta, muerte en la cruz y resurrección. Lo hago como mera demostración de cariño y agradecimiento por todo lo que ya PapaDios hizo por mi y los míos.  

 

Entiendo que moriré siendo tan imperfecto como nací, pecador hasta el ultimo segundo de existencia, pero se y estoy convencido que tengo un Padre tierno que me ama tanto que hasta entregó a su propio Hijo por mis pecados y por ese sacrificio me perdona de toda maldad.

 

Esta verdad me libera, me hace realmente libre y me permite vivir esta vida a mis anchas, apreciando cada momento, cada circunstancia, cada persona.

 

Tu puedes hacer los mismo y obtener los mismos resultados. Te invito.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario