miércoles, 9 de febrero de 2022

Anarquía a la vuelta de la esquina

En un principio pensé que eran exageraciones mías. Luego pensé que podía ser una proyección de mis miedos internos. Pero luego de observar con detenimiento y esperar unos meses ya puedo decir con total certeza que ya está sucediendo lo que había anticipado en marzo del 2020 – si aun no lo has leído, te invito a leer mi blog “Lo que se nos avecina”-

Como consecuencia directa de un aumento exponencial en mínimo tiempo de la incertidumbre mundial, los seres humanos hemos experimentado un estrés postraumático globalizado, con todo lo que eso implica.

Una de las consecuencias que más me preocupa es la latencia de una anarquía sin precedentes, a punto de estallar y nada ni nadie la va a poder detener.

Habrá personas, países y gobiernos que les interesa esta reacción, pero para el ciudadano de a pie representa el principio del final de la pseudo paz que existió hace poco tiempo.

Si no entiendes a lo que me refiero, tan solo presta atención en las calles y autopistas cómo está manejando la gente. ¿No te parece que ha empeorado considerablemente la agresividad al manejar? Siempre han existido desquiciados y bullies del volante, pero ahora, en especial el sexo femenino (no logro entender la tendencia) se han volcado a las calles a desafiar al primero que se les atraviese y responder con ferocidad enloquecida.

Traduzco esta conducta como la manifestación palpable de las etapas de la crisis o el duelo, la rabia fundamentada en un miedo inconsciente e incontenible.

Pienso que solo estamos a un segundo de que cualquier chispa encienda la llamarada del caos colectivo, se puede dar simultáneamente en varias ciudades alrededor del mundo. Se me viene la mente el titulo de una película de hace unas décadas “durmiendo con el enemigo”. Ya el mundo está polarizado por lo ocurrido – divide y vencerás, al buen entendedor pocas palabras – y en este rio revuelto los pescadores ya tienen sus redes armadas y listas para llenar sus botes. El gran perdedor es la humanidad y el planeta en donde habita.

Solo aquellos que creamos en algo mayor y eterno nos sobrevendrá paz interior que sobrepasa todo entendimiento humano. Al resto, ya los veo corriendo en círculos como pollos descabezados. 

Que Dios nos tome confesados, como dice el dicho. Disculpen la negatividad, no hay para mas. 


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