viernes, 18 de febrero de 2022

Posiciona tu gozo en donde es

Hace unas semanas estuve visitando una isla del caribe. Aproveché la ocasión para ponerme al día con mis lecturas, las cuales había abandonado un poco con todo el ajetreo diario del trabajo.

Unos de los libros que tengo es acerca de Dios, mi tema favorito, y me llevó a una reflexión muy intensa, tanto, que la considero la más fuerte e impactante desde el comienzo de la pandemia.

El primer punto es la eternidad. El autor plantea, al igual que el rey Salomón en el Eclesiastés, que Dios implantó la eternidad en nuestro corazón para que nunca dejemos de buscarlo. Para mi, ese solo punto, me cambió para siempre. ¡Que profundo y que sublime! Creo que puedo resumir la ansiedad que he sentido toda mi vida en ese vacío en el corazón que solo lo explica esa aseveración. 

A su vez, eso conlleva inevitablemente a comprender lo temporal de todas las cosas. Todo, absolutamente todo lo que podamos tener, poseer, desear, amar, etc. en este plano de existencia es temporal, lo vamos a perder, va a dejar de existir, de una manera u otra. Como dice uno de mis más grandes mentores: “El destino de toda relación es perderla”. Si la idea sienta en tu mente y logra bajar hasta tu corazón, creo que podrá causar el mismo efecto que logró en el mío. No se puede poner ni el motivo de alegría, disfrute, felicidad y mucho menos el gozo en algo que sea temporal, porque en el momento en que se va, y se va a ir de todas todas, con eso se va nuestro gozo y todo lo demás.

La única fuente de eterno gozo es Dios y su amor, su gracia, su misericordia. No hay otro lado en donde posicionarlo. Solo Dios ofrece la atemporalidad de todo lo que buscamos. Desde el principio al final, todos buscamos lo mismo. Sentirnos amados y poder amar, sentirnos aprobados y poder aprobar, buscamos la felicidad, la alegría y el gozo, sin importar las situaciones externas que se mueven diariamente y hasta desaparecen sin nuestro consentimiento ni aprobación.

El broche de oro de esta idea es que Dios mismo nos regala la solución definitiva para lograrlo. Desde el mismo momento en que se definió a si mismo con el “Yo Soy”, nunca dijo yo fui o yo seré, es Yo Soy, estado del permanente presente, no importa cuando lo digas, siempre está en el presente.

Lo otro, es que su presencia es igual a su ser. Tal como es aquí y ahora, está aquí y ahora con nosotros, todo el tiempo. Dios no estuvo, ni estará allá a los lejos. Está aquí, en este momento, con nosotros en nuestro corazón, brindando todo su amor, su bondad, gracia y misericordia.

Me parece que en muchas ocasiones nos comportamos y reaccionamos como si esto no fuese cierto. Cuando hay angustia, tristeza, desolación, desesperación, es simplemente un traspiés de nuestra memoria, pues olvidamos esta gran verdad. Dios nos ama, y siempre esta aquí con nosotros. Que gozo más inmenso para toda la eternidad, la cual ya comenzó.

Espero que tengas una semana y una eternidad de gozo en nuestro Señor. 

Amen.

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