Viendo al comediante venezolano George Harris el otro día, hablando acerca del escabroso tema de la definición sexual de los niños por parte de los padres, sentí la profunda necesidad de poner mis dos centavos sobre este tema.
He
aprendido a través de los años que, para poder tener una actividad placentera,
y simultáneamente cuente con propósito y eficacia, esta debe poseer cierto
número de normas y reglas que se cumplan para que pueda funcionar. Es como
tratar de armar un juego sin reglas. Ese juego esta destinado a fracasar y no
tener sentido alguno, aparte de ser muy aburrido.
Es por
esta sencilla razón por la cual recomiendo que solo personas conscientes e informadas
lean el contenido y propongan sus ideas, concordancias y desacuerdos en forma
respetuosa y profesional. La única forma que conozco de poder debatir acerca de
cualquier tópico en la vida es que ambas partes posean información y nivel de educación
similares para que sea justa y que valga la pena. De lo contrario, sería solo
una guerra emocional incongruente.
Aclarada
las reglas de “juego”, explico el enunciado anterior. Después de haber
estudiado y meditado acerca de la conducta humana y sexual por más de treinta años,
me siento en la facultad y posición de poder plantear una opinión profesional
educada a este respecto.
Una de las
principales funciones y deberes de los padres es cuidar y guiar al bienestar
general de sus críos. Dicho esto, eso incluye el conocimiento previo de la
falta e incapacidad del infante y adolescente de poder tomar decisiones
conscientes positivas para su vida futura. Biológicamente, la persona a esa
edad carece del razonamiento lógico y madurez suficiente para poder tomar
decisiones que impacten su vida en cualquiera de las dos direcciones. Esa es
función de los padres hasta que la persona desarrolle esa facultad.
Al decir
que un infante, bien sea recién nacido o con más edad, lo dejen “escoger” su
sexualidad, y peor aún, su género, demuestra muchas deficiencias de los padres.
No es lo mismo enseñarles, después de cierta edad, a que sea más
independientes, dejando que escojan lo que se quieran poner para vestir entre
una corta opción de posibilidades, a que ellos “decidan” su sexualidad y su
género.
El lóbulo
frontal del cerebro, el cual es la parte ejecutiva, en su zona prefrontal, justo
detrás de lo que llamamos la frente en la cara de una persona, se encuentra una
pequeña zona que determina lo que se conoce como el raciocinio y el “juicio”. Esa
parte del cerebro no se desarrolla a plenitud sino hasta después de los veintiún
años. Leyendo ciertas historias acerca de este tema en las redes sociales llego
a pensar que muchos de esos padres carecen de esa parte del cerebro, sin
importar la edad cronológica que tengan.
La sexualidad
es una conducta, un comportamiento que uno aprende a desarrollar con el tiempo y
las experiencias. Como conducta al fin, se puede modificar, cambiar, aumentar,
disminuir y hasta eliminar (no lo recomiendo). Pero jamás debe ni puede definir
el carácter y mucho menos la esencia de un ser humano. Somos y vamos mucho más allá
de los gustos o placeres sexuales.
A todos
aquellos padres quede alguna u otra forman obstaculicen el natural desarrollo
de la sexualidad de sus hijos, deben ser objeto de investigación y procesamiento
judicial por parte de las partes competentes. Si un padre o una madre, quizás ambos
“apoyan” a que su hijo(a) decida cuando crezca que quiere ser de genero y
sexualidad, lo mas probable es que oculten una agenda muy oscura. Con tan solo
preguntarse por qué y para qué quiero que eso sucede, y cuáles son los beneficios
y desventajas de hacerlo, se puede deducir fácilmente que debe haber un interés
sexual oculto o simplemente una proyección de una frustración sexual por parte
de esos progenitores.
Mi recomendación
profesional es que esos padres deben buscar ayuda psicológica profesional antes
de cometer “abortos emocionales y existenciales” en su decendencia.
Ahora,
para colmo, nos hemos convertido en una sociedad culturalmente pobre y delicada.
En donde ya casi nada se puede decir o hacer referencia a algo o alguien sin
que haya alguien ofendido o resentido. Eso no tienen el más mínimo sentido. A
toda esa gente les recomiendo trabajar su auto estima y dejar que el tiempo,
ese gran maestro, les vaya creando una piel lo suficientemente gruesa para que
nada los hiera y todo les resbale, para todo lo demás, hay vaselina.
Si una
persona tiene sobre peso, como quien escribe, esa persona esta gorda. Eso es
una verdad absoluta como el mismo elefante. Yo no voy a apoyar ni a incitar a
la gente a que descaradamente y adrede insulte a otra persona, pero las cosas
hay que llamarlas por su nombre. Punto y se acabó, fin de la historia.
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