martes, 8 de septiembre de 2015

Virtudes en Acción

Entre las virtudes necesarias para el logro de la meta final de la vida, o Propósito en la vida pueden considerarse tres:Paciencia, Humildad y Confianza.

Estas tres virtudes pertenecen irremediablemente a la energía femenina, reina de la pasividad, y esta puede ser unas de las razones por la cual cada vez que se trata de desarrollar una de ellas o todas,la persona tiende a desactivarse, ganando cualidades de las virtudes antes mencionadas, pero perdiendo facilidades que le permitan lograr diferentes metas en diversas áreas de la vida.

Esto no tiene que ser de esta manera, se puede lograr un justo equilibrio en el desarrollo de todas estas virtudes tan loables y necesarias para el crecimiento del espíritu en el ser humano, para ello se describen cada una de ella con su nuevo adjetivo dinámico:

Paciencia Activa

Una de las mejores maneras que se puede encontrar para definir la paciencia es la del saber esperar, sería como aprender a vivir más en el tiempo Kayros (el tiempo de Dios, todo llega su debida hora), más que en el Kronos (nuestro tiempo, el reloj).
Para una persona que está comenzando a desarrollar la virtud de la paciencia la puede confundir fácilmente con un sentarse a esperar a que los hechos ocurran, y esto no necesariamente va dar los resultados esperados, como bien dice el dicho “A Dios rogando y como el mazo dando”.
Aprender a esperar sin dejar de estar activo, en movimiento, es uno de los retos a los que nos podemos enfrentar diariamente en ese proceso sinfín del logro de nuestros sueños y anhelos.
Aquí podemos comprender de mi primera plana, que por más que planeemos, nos organicemos con metas claras y ejecutemos a la perfección,las cosas no se dan hasta que tienen que darse, es decir, que siempre vamos a estar bajo los designios y la voluntad de Dios, nos guste o no, lo aceptemos,creamos o no.

Humildad Activa

Basta reconocer que todos los atributos que podamos contar como seres humanos, conocidos como dones, talentos especiales y destrezas no son más que obsequios otorgados de lo alto.
Por esta sencilla razónes un absurdo supremo querer vanagloriarse de cualquier cosa que obtengamos enla vida.
Por más esfuerzo que le pongamos, y queramos caer en la tentación del ego de querer rendirse culto a uno mismo, la pesada realidad de que no nos pertenecemos a nosotros mismos, y mucho menos las cosas que lleguemos a alcanzar, hace que tengamos que rendirnos a los pies de nuestro Creador en alabanzas y glorias por todos los favores recibidos.
Y es justo de esta acción de agradecimiento de donde proviene la parte activa de lo que debe ser nuestra humildad. El reconocimiento a voz viva de que todo lo que somos, lo que logremos y poseamos no es más que regalos inmerecidos de un Dios repleto de amor por nosotros.

Confianza Activa

Luego de planear, organizar y ejecutar todas las funciones necesarias en los diferentes aspectos de nuestras vidas; de haber esperado con esa paciencia activa descrita anteriormente, y de mantener esa actitud de humildad activa, se pasa a la tercera acción, no menos importante ni menos difícil de llevar a cabo: el proceso de confiar activamente en que todo lo que hemos planeado, organizado y ejecutado está bajo los designios y voluntad de Dios, y que siempre va a suceder lo mejor para nosotros acogidos bajo la sombra de nuestros Creador.
Es seguir adelante en ese camino invisible que se va armando justo en frente de nosotros a medida que vamos avanzando en el recorrido de nuestras vidas. Confiar activamente, es ese caminar frente a ese vacío con la plena certeza de que el camino aparecerá a nuestros pies al momento de dar el próximo paso.

Por otro lado, la emoción que más puede paralizar al momento de querer nuestros deseos más anhelados, es la ya trillada emoción del miedo, pero es interesante hacer resaltar que esta emoción, como todas las demás emociones pertenece a ese lado femenino del ser humano, sin importar su sexo, y como se mencionó anteriormente, es pasivo.
Por sobre todas las cosas, de todas las emociones,ésta es una de las que más invita a la pasividad, a través de de unas de sus manifestaciones comunes como lo puede ser la parálisis frente a un evento que nos cause temor.
En contrapartida al miedo, está la valentía, más que una posible emoción o forma de pensar es una manera de reaccionar, demoverse, de resolver, por lo que todo indica movilidad, movimiento, dinamismo,es decir, acción, por lo que se puede considerar activo, procedente de la energía masculina.
Se ha reformulado infinidad de veces la pregunta acerca de la diferencia fundamental entre el miedo y la valentía, y definitivamente, ya se tiene bien sabido que el miedo es parte de la valentía, ésta solo es una determinación a actuar en contra de los resultados naturales de la emoción del miedo.
¿Quién siente mayor intensidad de miedo: la persona miedosa o la valiente? La respuesta es que las dos sienten exactamente la misma emoción, que puede manifestarse en maneras diferentes, lo que resalta entre las dos es lo que sucede luego de haber sentido la emoción. El valiente se mueve, se pone en acción y enfrenta el miedo, muy a pesar de lo que siente. Mientras que la persona miedosa retrocede, se estanca (paralizado), huye o contra ataca.

La invitación es activar nuestra valentía innata junto a las tres virtudes mencionadas, y con seguridad, Dios dispondrá de todo su amor para que logremos lo que deseamos.

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