jueves, 2 de enero de 2020

La Psicología del Alzheimer


Los especialistas del ramo han avanzado mucho en el entendimiento en dónde y cómo se causa el Alzheimer, pero al igual que en muchas otras condiciones, no se sabe su verdadero origen.

Escogí reflexionar en esta materia tan intrincada por la sencilla y triste razón que mi padre sufre de esta condición. Su deterioro no solo acaba con su memoria, sino también con su persona, sus relaciones y hasta puede terminar acabando con las personas a su alrededor. Es muy fuerte para los que conviven al lado de una persona con Alzheimer, a ellos va dedicada esta reflexión.

Bien dice el dicho: “zapatero a sus zapatos”. Soy psicólogo de profesión, y como para el zapatero sus problemas se resuelven con clavos, suelas y martillos, los míos los resuelvo con psicología.

El principal síntoma del Alzheimer es la pérdida progresiva de la memoria. Desde una perspectiva computacional, da la impresión que el operador y programador decidió en algún momento teclear el comando *.* Para los entendidos en la materia, en la programación originaria eso significaba borrar todo o “delete all”.

Un principio de la psicología analítica parte de la base que hacemos todo por dos razones: buscar placer o evitar el dolor. Entre las dos, siempre vamos a escoger evitar el dolor. Si hay recuerdos y memorias que te invaden y te duelen a tal punto, no es desquiciado pensar que una persona quiere eliminar todos esos recuerdos tan dolorosos y/o humillantes.

Desde una perspectiva neurológica, este fenómeno tiene su sentadero científico. Para poder comprenderlo hay que darse un breve repaso por las formaciones sinápticas. La gran mayoría de las células cerebrales están activas, pero hasta tanto no se coordinen a aparearse o sincronizarse unas con otras no va a haber la famosa interconexión conocida como sinapsis. Cuando el cerebro aprende algo nuevo, lo ejecuta, lo repita o simplemente lo guarda en memoria lo logra a través de estas sinapsis. Solo cuando las neuronas están sincronizadas entre si con un fin común es que logran realizar algo en específico.

Al parecer, las células microgliales tienen la capacidad de desconectar o hacer desaparecer previas interconexiones creadas para tal fin (recordar o crear una memoria). Se tiene entendido que estas células, a través del uso de la proteína conocida como C1q, la misma del sistema inmunológico, tienen la capacidad de hacer desaparecer estas interconexiones, de esta manera “borrando” la memoria creada.

En libros como The Other Brain de R. Douglas Fields, PhD, como Rhythms of the Brain, del Dr. Gyorgy Buzsaki, de la escuela de medicina de NYU, se puede corroborar estos planteamientos de las dinámicas sinápticas, coordinadas en parte por las células gliales.

Es mi creencia personal que aquella persona que pase años lidiando con memorias dolorosas, traumáticas y/o vergonzosas, va a desear eliminar todos esos recuerdos para no sentir mas dolor. El cerebro, siempre en la búsqueda del mejor estado para su usuario, va a buscar la vía para cumplir su comando. Es posible que al no poseer información precisa sobre cuáles son las memorias exactas a borrar, el algoritmo cerebral decida “teclear” el famoso *.* y proceda no solo a borrar las memorias dolorosas, sino que comienza a borrar todo.

Si esta idea tiene algún sentido, en teoría se pudiese prevenir su solidificación a través de psicoterapia y del entrenamiento cerebral con Neurofeedback. De ser cierto, una persona que se someta antes de los cuarenta años de edad a estos tratamientos debería minimizar el riesgo de desarrollar Alzheimer en edad avanzada.

Ya el tiempo y la ciencia hablarán en este sentido, mientras tanto, sigo haciendo psicoterapia y Neurofeedback.

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