Los
especialistas del ramo han avanzado mucho en el entendimiento en dónde y cómo
se causa el Alzheimer, pero al igual que en muchas otras condiciones, no se
sabe su verdadero origen.
Escogí reflexionar
en esta materia tan intrincada por la sencilla y triste razón que mi padre
sufre de esta condición. Su deterioro no solo acaba con su memoria, sino también
con su persona, sus relaciones y hasta puede terminar acabando con las personas
a su alrededor. Es muy fuerte para los que conviven al lado de una persona con Alzheimer,
a ellos va dedicada esta reflexión.
Bien dice
el dicho: “zapatero a sus zapatos”. Soy psicólogo de profesión, y como para el
zapatero sus problemas se resuelven con clavos, suelas y martillos, los míos
los resuelvo con psicología.
El
principal síntoma del Alzheimer es la pérdida progresiva de la memoria. Desde
una perspectiva computacional, da la impresión que el operador y programador decidió
en algún momento teclear el comando *.* Para los entendidos en la materia, en
la programación originaria eso significaba borrar todo o “delete all”.
Un
principio de la psicología analítica parte de la base que hacemos todo por dos
razones: buscar placer o evitar el dolor. Entre las dos, siempre vamos a
escoger evitar el dolor. Si hay recuerdos y memorias que te invaden y te duelen
a tal punto, no es desquiciado pensar que una persona quiere eliminar todos esos
recuerdos tan dolorosos y/o humillantes.
Desde una
perspectiva neurológica, este fenómeno tiene su sentadero científico. Para
poder comprenderlo hay que darse un breve repaso por las formaciones sinápticas.
La gran mayoría de las células cerebrales están activas, pero hasta tanto no se
coordinen a aparearse o sincronizarse unas con otras no va a haber la famosa interconexión
conocida como sinapsis. Cuando el cerebro aprende algo nuevo, lo ejecuta, lo
repita o simplemente lo guarda en memoria lo logra a través de estas sinapsis.
Solo cuando las neuronas están sincronizadas entre si con un fin común es que
logran realizar algo en específico.
Al
parecer, las células microgliales tienen la capacidad de desconectar o hacer desaparecer
previas interconexiones creadas para tal fin (recordar o crear una memoria). Se
tiene entendido que estas células, a través del uso de la proteína conocida como
C1q, la misma del sistema inmunológico, tienen la capacidad de hacer desaparecer
estas interconexiones, de esta manera “borrando” la memoria creada.
En libros
como The Other Brain de R. Douglas Fields, PhD, como Rhythms of the Brain,
del Dr. Gyorgy Buzsaki, de la escuela de medicina de NYU, se puede corroborar
estos planteamientos de las dinámicas sinápticas, coordinadas en parte por las células
gliales.
Es mi
creencia personal que aquella persona que pase años lidiando con memorias dolorosas,
traumáticas y/o vergonzosas, va a desear eliminar todos esos recuerdos para no
sentir mas dolor. El cerebro, siempre en la búsqueda del mejor estado para su
usuario, va a buscar la vía para cumplir su comando. Es posible que al no poseer
información precisa sobre cuáles son las memorias exactas a borrar, el
algoritmo cerebral decida “teclear” el famoso *.* y proceda no solo a borrar
las memorias dolorosas, sino que comienza a borrar todo.
Si esta
idea tiene algún sentido, en teoría se pudiese prevenir su solidificación a través
de psicoterapia y del entrenamiento cerebral con Neurofeedback. De ser cierto,
una persona que se someta antes de los cuarenta años de edad a estos tratamientos
debería minimizar el riesgo de desarrollar Alzheimer en edad avanzada.
Ya el
tiempo y la ciencia hablarán en este sentido, mientras tanto, sigo haciendo
psicoterapia y Neurofeedback.
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