Entre las virtudes necesarias para el logro de la meta final de la
vida, o Propósito en la vida pueden considerarse tres:Paciencia,
Humildad y Confianza.
Estas tres virtudes pertenecen irremediablemente a la energía
femenina, reina de la pasividad, y esta puede ser unas de las razones
por la cual cada vez que se trata de desarrollar una de ellas o
todas,la persona tiende a desactivarse, ganando cualidades de las
virtudes antes mencionadas, pero perdiendo facilidades que le permitan
lograr diferentes metas en diversas áreas de la vida.
Esto no tiene que ser de esta manera, se puede lograr un justo
equilibrio en el desarrollo de todas estas virtudes tan loables y
necesarias para el crecimiento del espíritu en el ser humano, para ello
se describen cada una de ella con su nuevo adjetivo dinámico:
Paciencia Activa
Una de las mejores maneras que se puede encontrar para definir la
paciencia es la del saber esperar, sería como aprender a vivir más en
el tiempo
Kayros (el tiempo de Dios, todo llega su debida hora), más que en el
Kronos (nuestro tiempo, el reloj).
Para una persona que está comenzando a desarrollar la virtud de la
paciencia la puede confundir fácilmente con un sentarse a esperar a que
los hechos ocurran, y esto no necesariamente va dar los resultados
esperados, como bien dice el dicho “A Dios rogando y como el mazo
dando”.
Aprender a esperar sin dejar de estar activo, en movimiento, es uno
de los retos a los que nos podemos enfrentar diariamente en ese proceso
sinfín del logro de nuestros sueños y anhelos.
Aquí podemos comprender de mi primera plana, que por más que
planeemos, nos organicemos con metas claras y ejecutemos a la
perfección,las cosas no se dan hasta que tienen que darse, es decir, que
siempre vamos a estar bajo los designios y la voluntad de Dios, nos
guste o no, lo aceptemos,creamos o no.
Humildad Activa
Basta reconocer que todos los atributos que podamos contar como
seres humanos, conocidos como dones, talentos especiales y destrezas no
son más que obsequios otorgados de lo alto.
Por esta sencilla razónes un absurdo supremo querer vanagloriarse de cualquier cosa que obtengamos enla vida.
Por más esfuerzo que le pongamos, y queramos caer en la tentación
del ego de querer rendirse culto a uno mismo, la pesada realidad de que
no nos pertenecemos a nosotros mismos, y mucho menos las cosas que
lleguemos a alcanzar, hace que tengamos que rendirnos a los pies de
nuestro Creador en alabanzas y glorias por todos los favores recibidos.
Y es justo de esta acción de agradecimiento de donde proviene la
parte activa de lo que debe ser nuestra humildad. El reconocimiento a
voz viva de que todo lo que somos, lo que logremos y poseamos no es más
que regalos inmerecidos de un Dios repleto de amor por nosotros.
Confianza Activa
Luego de planear, organizar y ejecutar todas las funciones
necesarias en los diferentes aspectos de nuestras vidas; de haber
esperado con esa paciencia activa descrita anteriormente, y de mantener
esa actitud de humildad activa, se pasa a la tercera acción, no menos
importante ni menos difícil de llevar a cabo: el proceso de confiar
activamente en que todo lo que hemos planeado, organizado y ejecutado
está bajo los designios y voluntad de Dios, y que siempre va a suceder
lo mejor para nosotros acogidos bajo la sombra de nuestros Creador.
Es seguir adelante en ese camino invisible que se va armando justo
en frente de nosotros a medida que vamos avanzando en el recorrido de
nuestras vidas. Confiar activamente, es ese caminar frente a ese vacío
con la plena certeza de que el camino aparecerá a nuestros pies al
momento de dar el próximo paso.
Por otro lado, la emoción que más puede paralizar al momento de
querer nuestros deseos más anhelados, es la ya trillada emoción del
miedo, pero es interesante hacer resaltar que esta emoción, como todas
las demás emociones pertenece a ese lado femenino del ser humano, sin
importar su sexo, y como se mencionó anteriormente, es pasivo.
Por sobre todas las cosas, de todas las emociones,ésta es una de las
que más invita a la pasividad, a través de de unas de sus
manifestaciones comunes como lo puede ser la parálisis frente a un
evento que nos cause temor.
En contrapartida al miedo, está la valentía, más que una posible
emoción o forma de pensar es una manera de reaccionar, demoverse, de
resolver, por lo que todo indica movilidad, movimiento, dinamismo,es
decir, acción, por lo que se puede considerar activo, procedente de la
energía masculina.
Se ha reformulado infinidad de veces la pregunta acerca de la
diferencia fundamental entre el miedo y la valentía, y definitivamente,
ya se tiene bien sabido que el miedo es parte de la valentía, ésta
solo es una determinación a actuar en contra de los resultados
naturales de la emoción del miedo.
¿Quién siente mayor intensidad de miedo: la persona miedosa o la
valiente? La respuesta es que las dos sienten exactamente la misma
emoción, que puede manifestarse en maneras diferentes, lo que resalta
entre las dos es lo que sucede luego de haber sentido la emoción. El
valiente se mueve, se pone en acción y enfrenta el miedo, muy a pesar
de lo que siente. Mientras que la persona miedosa retrocede, se estanca
(paralizado), huye o contra ataca.
La invitación es activar nuestra valentía innata junto a las tres
virtudes mencionadas, y con seguridad, Dios dispondrá de todo su amor
para que logremos lo que deseamos.