domingo, 6 de diciembre de 2015

El Poder de la Palabra



Cuando Dios creó el universo lo hizo con el poder de su palabra. Aunque pudo haber escogido cualquier otro método, utilizó su palabra para crear, dejándonos el legado que lo que decimos tiene poder. Lo que sale por tu boca tiene el poder de construir o destruir.

Estas palabras tienen sentido, aun así cuando nos encontramos en el medio de un torbellino emocional, digamos un ataque violento de rabia, todo este sentido se va para el fondo de  la fosa del supuesto sentido común, y perdemos toda noción del poder de la palabra. Habrán unos que se arrepientan luego, otros no, pero la herida queda grabada cual mal tatuaje en la piel del corazón.

Esta reflexión se las hago en medio de uno de esos torbellinos, en donde le dije cosas muy hirientes a una persona que amo, solo por el hecho de que estaba con mucha rabia por su comportamiento. Yo soy uno de los que se arrepienten, pero créanme, desde ésta perspectiva, poco valor tiene el arrepentimiento para esa persona, pues la herida ya está hecha y es engorroso y complicado sanar ese tipo de heridas emocionales.

Cavamos nuestra propia tumba “relacional” cuando le damos rienda suelta a nuestras emociones negativas a florecer en el medio del espectáculo. Es mejor practicar diariamente, a través de la oración, la meditación, respiración y todas las demás herramientas que contemos, sobre todo la herramienta del perdón a través del amor para que tengamos la fortaleza de poder vencer la tentación de destruir con nuestras palabras las relaciones que más nos importan.

La reflexión de este día es breve, pero espero de corazón que haya dejado la buena semilla del buen discernimiento, la cual florecerá en los momentos más propicios, permitiéndonos construir una vida más plena y satisfactoria, y sobre todo, que le de gloria a Nuestro Creador.

Juan Ricardo Díaz

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