Hace casi dos años vimos con horror e indignación las noticias en donde un joven de apenas
20 años de edad decidió quitarle la vida a su propia madre y luego entró a una
escuela local y asesinó a sangre fría a 20 niños de entre 6 a 7 años y 7
adultos, incluyendo una maestra convertida en héroe por haber escondido a sus
alumnos dentro del armario para que el asesino no los encontrara.
Ahora, sin aun salir del asombro de todas estas matanzas que ya se estan convirtiendo en la norma, se repite el hecho pero en un College en Oregon. Un joven de veintitantos años de edad comete un crimen parecido a los anteriores. Este con la connotacion religiosa, en donde le preguntaba a sus víctimas si eran cristianos. Todos los que contestaron afirmativamente a la pregunta recibieron un balazo en la cabeza, los que no, lo recibieron en las extremediades inferiores, quedando heridos.
Luego del
impacto emocional de la noticia, reflexioné acerca de cómo una persona puede
desarrollar la habilidad y el deseo de cometer un acto tan atroz. La primera
conclusión a la que llegué es que nadie en su sano juicio haría algo parecido.
Luego, lo más obvio, es la ausencia de amor en el corazón de esa persona, lo
que hace sospechar de mucha rabia y resentimiento.
Aparte de
la perspectiva psiquiátrica del caso, en donde posiblemente el joven sufría de
un desorden severo de personalidad, por posibles consecuencias bilógicas,
genéticas, químicas, y vaya usted a saber que otra explicación existe, está la
realidad que la gran mayoría de las personas no nacen enfermas de eso modo. Hay
una gran posibilidad de la influencia del medio ambiente para crear monstruos
como esos.
El punto a
clarificar aquí es que la familia de estos siniestros jovenes están fuertemente ligada a la responsabilidad de sus actos. Yo estimo que algo muy
profundo, oscuro y doloroso tuvieron que haber vivido y experimentado estos jovenes por mucho tiempo para desarrollar actos como estos. En el caso del primero, por haber sido la madre la
primera "víctima" en su lista de asesinatos, puedo deducir que ella
tuvo que ver directamente en la anomalía desarrollada por su hijo.
Me parece
que mediante el implemento y el uso de técnicas psicológicas se pueden minimizar a gran
escala la posibilidad de surgimientos de actos malévolos como los que hemos vivido. Hay que alertar al gobierno y a la sociedad, y
convencerlos de la pronta y segura implementación de dichas técnicas para crear
ambientes más seguros en las escuelas e instituciones educativas de todo el
país.
Hago un
llamado a todas las personas que de alguna forma u otra estén involucradas en
el gobierno para que hagan llegar este comunicado a las más altas esferas, en
donde se tomen decisiones para hacer un cambio definitivo en la manera como se
adiestra y prepara, tanto al personal que manejan nuestras escuelas, como las
familias que llevan a sus hijos a las mismas.
Luego de
esta penosa reflexión, cambio el tono para comentarles que es tiempo de reflexión y
agradecimiento, abracen a sus seres queridos, especialmente a sus hijos,
dándole gracias a Dios porque los tenemos con nosotros, sanos y salvos. Les
pido que se unan en oración conmigo por todos los familiares de todos estos hechos violentos y por la pronta solución.
Juan
Ricardo Díaz
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