Existen muchas relaciones, especialmente
la de parejas, que se tiene creído que puede llegar a existir una relación
"perfecta", en donde las dos personas se la lleven tan bien que no
haya discusiones ni peleas. Nada más lejos de la realidad. En todas las
relaciones que existen van a existir siempre los desacuerdos, conflictos y
peleas, es la frecuencia e intensidad lo que puede marcar la diferencia.
Si estás ahora en una relación, ya sea de
pareja, con tus padres, hijos o en el trabajo que no paran de confrontarse, es
más el tiempo que pasan peleados que contentos, es hora de sacarse mutuamente
una bandera blanca y buscar ayuda profesional. Desde un psicoterapeuta
experimentado hasta un consejero espiritual pueden ser de gran ayuda para
comenzar a resolver las diferencias. Es importante buscar este tipo de ayuda,
ya que si dejamos pasar mucho el tiempo con este tipo de situaciones, lo más
probable es que terminemos perdiendo las relaciones que más nos importan e
interesan.
Si por el otro lado, tienes discusiones,
peleas o desacuerdos una que otra vez, digamos una vez al mes o más
distanciado, este tipo de conflictos puede ser altamente beneficioso para la
salud de esa relación. Te explico por qué. En primer lugar, el discutir muestra
e indica que existen opiniones diferentes, lo cual es normal y sano, ya que no
todos pensamos exactamente igual. Segundo, las diferencias nos sacan de nuestro
contexto y nos permite percibir y observar otros ángulos y opiniones diferentes
a la nuestra. Tercero, nos saca de la rutina y de esta manera oxigena la
relación.
Es importante aclarar que se puede
discutir lo que sea, siempre y cuando se mantengan las reglas mínimas de
cordialidad presente, estas son: 1) Respeto. El hecho de que difieras de un
punto con otra persona note da permiso para ofenderla, maltratarla, señalarla,
enjuiciarla y mucho menos, criticarla. 2) Mantener las emociones dentro de los límites
de sociabilidad. Quiere decir que si no posees las destrezas necesarias para
mantener la calma cuando se discuten las diferencias de opiniones, es mejor que
te retires, leas y aprendas un poco acerca del dominio propio, y abordes el
tema cuando la emoción no esté en su punto de ebullición. 4) La razón y la
verdad. Recuerda que cuando intercambias ideas diferentes, no tienes por qué
tener la razón y tu opinión sea la única verdad. La verdad no nos pertenece y
muchas veces, aunque tengamos la razón, es mejor cederla para evitar
confrontaciones innecesarias.
Juan
Ricardo Díaz
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