¿Conoces a
alguien que se la pasa quejándose de que deja todo para última hora y no le da
tiempo de entregar las cosas en su momento? ¿Un amigo?, ¿Algún familiar?, ¿Tú?
A mí me
parece que todos, en determinadas áreas de nuestras vidas, podemos estar
sufriendo o haber sufrido de esta adicción a procrastinar. Si le quieres poner
un poco de picante a tu vida tan solo agrégale un poco de postergación para que
vivas la adrenalina que esto suministra.
Para
entender un poco por qué podemos caer en esta tentación, habría que comenzar
por sincerarnos. Procrastinar puede ser divertido. Por lo menos por un rato.
Pero la verdad es que no lo hacemos por eso, porque ya la experiencia nos
determina que puede llegar a ser bastante doloroso por las consecuencias que
puede traernos, y en ocasiones hasta nefastas.
Existen
otros motivos subyacentes que pueden disparar esta conducta.
Por ejemplo,
las personas que tienden a la perfección les puede causar mucho dolor saber que
van a hacer algo que no les va a quedar perfecto, como ellos quisieran, y eso
puede ser la causa del por qué los postergan. Otros, por todo lo contrario,
como saben que lo pueden hacer, necesitan demostrarse a sí mismos lo bárbaros
que son dejándolo para última hora y así poder corroborar su potencial.
Sin
importar cuál es la razón que utilizas para postergar, lo importante es
entender que lo haces por una buena razón y que tienes el chance de cambiarlo
si así lo deseas. Yo parto de la premisa que la gran mayoría de nosotros no
estamos locos. Todas nuestras conductas están fundamentadas por motivos reales
y suficientes que las justifican.
Hacemos lo
que hacemos porque nos sobran razones.
Si deseas
dejar de procrastinar, tomate un tiempo para reflexionar cuál es tu caso, ¿por
qué lo estás haciendo? Luego asume el reto de cambiar esa conducta, creando
motivaciones de base que realmente anclen un dolor inmenso a seguir haciéndolo,
y una satisfacción inmensa el dejar de procrastinar. Piensa en la satisfacción
de cómo te vas a sentir de haber hecho eso que necesitabas hacer y no habías
hecho. Puedes ayudarte con libros como "Lo primero, primero" de
Stephen Covey o "Traguese ese sapo" de Brian Tracy. Estos libros
hablan sobre la administración del tiempo y del cómo lograr hacer todas las
cosas que necesitamos hacer, sobre todo, las más importantes, difíciles y
aburridas primero.
Para mí, el
simple hecho de que logres darte cuenta de lo que estás haciendo y entender por
qué lo haces, ya tienes más de la mitad de la carrera ganada. ¡Así que ánimo!
¡Lo vas a lograr!
Juan
Ricardo Díaz
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