sábado, 7 de noviembre de 2015

Divórciate de ti mismo



Te tengo dos noticias, una buena y una mala. Para evitar más dolor e incertidumbre prefiero comenzar diciéndote la mala. Estás casado(a) con la persona equivocada. Llevas años en esa misma situación, esperando que ocurra un milagro y nada que ver. Total, le esperanza es lo último que se pierde, ¡?verdad?!

La buena noticia es que puedes deshacerte de esa persona que tantos dolores de cabeza te ha dado con sus cosas, sus defectos, sus exigencias excesivas, crítica y demás quehaceres cotidianos. Resulta ser que esa persona que se ha dado a la tarea de ir destruyendo o socavando tu felicidad a lo largo de estos últimos años, no es otra que tú mismo(a). Pero la verdad es que ese no eres tú. Lo que tú crees que tú eres, es una mera ilusión, una fantasía de ti. Es la sumatoria de aventuras y desavenencias que has experimentado a lo largo de todo este tiempo. Porque has estado como en un sueño, a veces convertido en pesadilla, no te has percatado que eso no es tu verdadero tú.

El verdadero tú es una persona espectacular que deseo que conozcas desde ya. La tienes que conocer desde su esencia para que comprendas su verdadero valor. Eres hijo(a) del Altísimo, del Creador, de Dios mismo, hecho a su imagen y semejanza. Con todo el poder del mundo para crear la vida y las relaciones que deseas. Si te digo que eres hijo(a) directo de Dios, quien es el Rey de universo, eso te convierte directamente en príncipe o princesa, y te pregunto: ¿cómo se debe tratar al hijo o la hija del Rey? ¡Con todo el amor, respeto y admiración!

Esto es una verdad ineludible que de aceptarla se puede convertir fácilmente en el motor y guía de tu existencia, haciéndola amena, divertida y exitosa. Te invito a que unas, ates lo que tú eres, tu esencia, a esta idea. La cual no se mueve a lo largo de tu vida, es una verdad absoluta, inamovible.
Ahora quiero que te cases con este nuevo tú, quien te ama incondicionalmente, te acepta, te aprueba, reconoce el inmenso valor que tienes por el simple hecho de existir. No tienes que hacer ni tener nada para valer, el simple hecho de tu origen y destino te define. Eres uno con el todo.

Mi regalo de bodas para ti es mi constante oración por ti y los tuyos, para que PapaDios siga colmando tu vida de dicha y felicidad, mostrándote el verdadero camino hacia ti mismo(a), que no es más que el camino hacia Él.

Juan Ricardo Díaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario