jueves, 12 de noviembre de 2015

El Yugo del Proveedor



Hoy quiero hablarte de esos hogares en donde el hombre es el proveedor, y en mis ejemplos, son muy buenos proveedores, y la mujer queda en la casa con su ardua labor de sacar adelante tanto la casa como a los niños y demás miembros familiares que allí vivan.

Resulta ser que esos proveedores, normalmente desarrollan la capacidad de dar un nivel de vida a su familia bastante envidiable. Estamos hablando de cifras de seis a siete dígitos anuales. Aunque para muchos parezca mucho y para otros nada, vamos a colocarlo en perspectiva.

Solo el siete por ciento de la población, si, leíste bien, siete, gana más de US$250,000 al año. Del restante 93 por ciento, ese tres por ciento gana entre $100,000 a $250,000 al año. Es decir, que el noventa por ciento de la población gana por debajo de los US$100,000 anuales. Como dato curioso te comparto que el 3% de la población maneja el 97% de la economía.

Si no radicas en los Estados Unidos de América, esas cifras pueden sonar exorbitantes, pero la verdad es que para una familia con cuatro hijos y quizás una suegra o suegro coleados en el medio, necesitan más de $100,000 para vivir por encima de los márgenes de pobreza acá en los Estados Unidos.

Ahora, volviendo a esos pocos súper proveedores que aportan más de un cuarto de millón de dólares al año a sus hogares, esta obligación no viene sola ni gratis. Generalmente viene acompañada de un gran peso o factura por pagar en cuanto a calidad de vida interior mental y física por parte del proveedor. Generalmente este proveedor anda solo con la carga psicológica que tradicionalmente trae proveer esa cantidad de dinero a la casa. Y es justo allí cuando esa persona comienza con el calvario y via crucis del sufrimiento interno. 

Por considerarse "hombres", "re machos" que no necesitan que nada ni nadie les diga que hacer y cómo hacerlo, no acuden a ningún tipo de ayuda, ni se apoyan en sus seres queridos cercanos, especialmente en sus parejas, para descargar un tanto ese pesado yugo.

Cuando les he planteado esta posibilidad a esos proveedores, casi que saltan de la silla en donde estaban sentados y dicen que no lo harían por nada del mundo. Diferentes razones quizás, unos por orgullo masculino, otros por pena ajena, otros para "no preocupar" a sus familiares. Pero en fin, generalmente cuando buscan ayuda, prácticamente ya es muy tarde pues ya el malestar ha hecho metástasis en su mente y en su cuerpo, es decir, ya ha cristalizado y somatizado toda esa carga en dolencias y enfermedades corporales y/o mentales.

Creo que en gran parte esto también se debe a que el dinero sigue siendo un tabú en los temas de conversación. Si no me crees pregúntale a alguien, incluyendo un amigo o amiga cuánto gana en verdad, que te de cuentas claras y precisas de sus "números". Ya verás la reacción. Es como si le hubieses preguntado cual fue la última posición sexual erótica que hizo con su pareja, el cual es el otro tema tabú.

Lo cierto es que prácticamente no solemos y hasta hay veces que no podemos hablar de estos temas sin crear protección, defensa y hasta enojo en la otra persona.

Pienso que hay que darle rienda suelta e imaginación para conversar largo y tendido, y sobre todo, a gusto sobre estos temas, con la idea de ir formando relaciones aún más íntimas y verdaderas. Aparte de ir creciendo y madurando como seres humanos.

Tanto en el sexo como en el dinero hay que aprender a desnudarse de cuerpo entero, pero esta desnudez viene de la mente y hasta del alma misma. Es atrevernos a ser genuinos y sinceros tanto con nosotros mismos como con las personas que nos rodean, sobre todo, con las que más nos importan. Ellos nos quieren y nos necesitan, y de seguro quieren y pueden ayudarnos a cargar juntos el éxito financiero.

Juan Ricardo Díaz

No hay comentarios:

Publicar un comentario