domingo, 1 de noviembre de 2015

¿Construyes o destruyes tus relaciones?



Parafraseando a una de las consejeras más afamadas en el área de las relaciones, Virginia Satir: "La comunicación es a la relación, lo que el oxígeno es a la vida"

Así de importante y trascendental es la forma y la manera como nos expresamos con las personas que nos rodean; muy particularmente, con nuestros seres queridos.

En muchas oportunidades, sin percatarnos, andamos atropellando con nuestras palabras, gestos, entonaciones y demás expresiones corporales a todas esas personas que osan vivir a nuestro alrededor.

Vamos como depositando en esa cuenta bancaria negativa, todos esos intereses que luego, al pasar de los años, nos pasan factura de una u otra manera.

La idea es ir despertando a la conciencia, para darnos cuenta de qué manera estamos entablando las relaciones con todas esas personas a nuestro alrededor, insisto, especialmente, con nuestros seres queridos.

La forma cómo los tratemos y cómo nos comuniquemos con ellos define en gran medida el futuro de cada una de nuestras relaciones. Es por ello que se hace de vital importancia la revisión y corrección apropiada en todos estos menesteres.

Una de las formas más comunes, y quizás más sublime, de ir destruyendo nuestras relaciones -en nuestra forma de expresarnos - es a través del uso indiscriminado de la crítica.

Criticamos a diario, sin darnos cuenta a todo y a todos. Sin llegar a comprender el inmenso impacto que eso va a tener en una y cada una de nuestras relaciones.

El criticar a una persona no tiene nada de particular, el problema mayor es cuando lo hacemos hacia las personas que queremos, y no nos percatamos de que los estamos señalando como personas no aprobadas ni aceptadas por nosotros.

Para entender mejor este punto, hay que entender cómo funciona la crítica. Cuando criticamos, le estamos enviando un mensaje erróneo, y en la mayoría de los casos, falso.

Dentro de esa crítica disparada, lo que sale es un mensaje el cual comunica que su forma de ser no nos gusta, no la aprobamos, por lo que muy fácilmente, su mente subconsciente le puede dar una interpretación sentimental de que no lo queremos, por la sencilla razón, de que si no lo aprobamos tal como es, entonces no lo estamos queriendo en verdad.

Cabe la pregunta: ¿En verdad tu no la amas? ¡Claro que los amas!, pero envías el mensaje incorrecto utilizando la crítica.

Y es justamente este mensaje o traducción sentimental que hace la mente subconsciente de esa persona que lo hace reaccionar de una forma defensiva, pues no es para nada agradable estar escuchando constantemente de una persona que supuestamente te quiere, que no te quiere ni te aprueba.

Una forma indirecta de criticar a nuestros seres queridos es criticando sus amistades o su forma de vestir. Sus amigos es una proyección de ellos mismos, es esa parte que tú quizás no ves de ellos, pero ellos son como sus amigos, se identifican claramente con ellos, así que es mejor que lo pienses mejor antes de criticarles sus amistades y compañías.

Su forma de vestir o la música que escuchan es una expresión de cómo se están sintiendo por dentro, y al rechazar cualquiera de estas cosas lo estás rechazando directamente a él o ella. No es necesario que te obligues a que te gusten o aprobar su vestimenta o música, pero lo puedes descifrar como un lenguaje que te deja saber cómo se siente y qué es lo que puede estar pasando en su vida por esos momentos.

Claro que podemos, perfectamente, criticar las actitudes, comportamientos y actos de nuestros seres queridos, sin necesidad de caer en la tentación de criticarlos a ellos como seres humanos y especiales que son.

Estas son algunas recomendaciones que te pueden ayudar a minimizar las críticas:        

  • Trata siempre en lo posible de utilizar una crítica constructiva. Puedes criticar perfectamente la acción, la conducta, pero no a la persona.
  • Es muy importante hacer la división lingüística entre el acto, la conducta o el comportamiento que desaprobamos y ellos.
  • Toma unos minutos para reflexionar. Puedes percatarte de que no es la persona el problema, es su forma de conducirse. Su esencia no tiene problema, es la forma y manera de hacer las cosas y las cosas que hace. Sus actos y conductas no lo definen como ser humano, y todas esas acciones y comportamientos se puede cambiar, él o ella no tiene por qué cambiar su esencia, solo su conducta.
  • La mejor manera de contrarrestar el efecto de la crítica es aprender a aceptar a las personas tal como son, muy especialmente a nuestra pareja, nuestros hijos y demás familiares. La personas, tal como son, están bien, no tienen por qué ser diferentes, y mucho menos ser como nosotros queramos que sean. Amarlos y aceptarlos con todas sus virtudes y defectos. Ellos lo sentirán y cambiarán su forma de responder. Recordando siempre que esta falta de aceptación hacia los demás puede ser una simple proyección de la falta de aceptación hacia nosotros mismos.


Juan Ricardo Díaz

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